rtura calculada. Se negó a firmar cualquier papel de divorcio, r
parecer por todas partes: sus caros productos de belleza en mi baño, s
anes para el fin de semana como si yo fuera un mueble más en la habitación. Valentina me daba órdenes, pidié
e dice. Eres l
de indiferencia. Pero por dentro, cada insulto, cada gesto de desprecio, era combustible para el fuego que crec
a la cena, escuché a Ricardo ha
Los muebles, los juguetes, todo. Lo vamos
rto de
ico lugar en la casa que todavía sentía como suyo
estudio s
arto de Lucía" , dije,
l teléfono y me
a niña ya no necesita un cuarto. Puede d
ada en el sillón limándose
rá a no ser u
tada en la mesita, intentando comer un plato de sopa que le había preparado. Tenía
te a ella y le ac
r, ¿me e
n levantar la vi
e va a estar contigo. Y vamos a
sus ojos vi una chispa
erdad,
rdad, m
una idea vaga y se convirtió en una certeza. No iba a esperar a que Ricardo me conced
manas, él me había dado una pila de documentos de su empresa para que los firmara, p
n acuerdo de divorcio completo, redactado por un abogado que contacté
firmado s
a. El acuerdo de divorcio, firmado y sellado con su arrogante rúb
ía entregado. Ahora solo tenía que esperar el momento adecuado para usarl