ebería haber estado lleno de recuerdos dulces, pero el úni
a masa para los tamales que estaba preparando. Era un mensaje de
fo
na. No era un beso robado, era un beso apasionado, de esos que quema
la foto,
icionales, Sofía. Él prefiere un juego
protegerme. Miré la masa, el relleno de pollo con mole que había preparado con t
n de una cirujana. El olor del mole, del chocolate y los chiles, llenaba mi pequeña cocina. Era el olo
no. Ignoré el nu
ió. Escuché la risa de Ricardo, seguida de
rta gritando "¡Papi!" , pero se detuvo en seco
mirada pasó por encima de Lucía y se clav
do mi casa como si estuviera inspec
o, ay, Ricardo, ya sabes que a mí el mole no me gusta.
un puchero, como
iró a mí. Su voz fue una
os tamales de dul
lantal. Mi voz salió tranqu
us favoritos, para celebr
o, un sonido ridículo y teatral
se causar problemas... Es qu
iera accionado un interruptor. S
na maldita cosa que
to violento, agarró el mant
ales que acababa de servir se estrelló contra el suelo. El mole caliente salpicó por todas partes,
a loza rota fu
ar, un llanto ahoga
el dedo, su rostro a
... niña. No van a comer nada esta noc
a de un portazo. Escuché el sonido de la l
bía en
se nos pegaba a la piel. A través de la puerta, escuché a Ricardo consolar
suelo de la cocina, entendí que mi matrimonio no estaba roto.