cia misma de mi herencia, llenab
torero que domó bestias, aho
sonriendo, riendo a carcajadas con un tal Mateo "El Charro
a palabra que aborrecía, y
co
cho horas, ¿despreciado p
frente a mí, frente a todos, ll
humillación, le arranqué el teléfono y
da en el corazón: limpió la salsa de la cara
oy yo", le dije, dá
nc
at
r
io fue mi
, pero la guerra
celos, era una afrenta
solo domina toros, sino también el
el sabor agridulce