oré por mi bebé, pero dejé que creyeran que eran las lágrimas de una madre en du
peñó su papel a
ras de consuelo con una cara de dolor tan convincente qu
ojos llenos de una falsa tristeza. "Sé que duele, pe
bofetada. Cada carici
n una sonrisa forzada y un pequeño bulto
, tengo una sor
zón se
un niño hermoso, de piel clara y cabello oscuro y fino.
regunté, con la
é que... que tener un bebé en casa nos ayudaría a sanar. A llenar e
encia que contrastaba brutalmente con la red de mentiras que lo rodeaba. Y en
ar que tenía
y su amante. El heredero de "pura
dre asesinada, para que lo criara. La crueldad de ese
lejos de mí. Pero me contuve. Mi pl
lejandro", susurré,
, aliviado por mi a
l doctor dijo que necesitas tomar esto para tu rec
na pastilla blanca y grande. Me
que me deja
e sabía lo que era. Pero vi sus ojos, fríos y calculadores detrás de la máscara
a. Era el precio
la aniquilación de mi futuro como madre. Pero ta
llevé la pastilla a la boca y
, una sonrisa de
mi amor. Siempr
giré la cabeza justo a tiemp
su contacto. No ah
dejándome a solas con el hijo de mi enemi
ue s
endio en m
s garras de hierro estuvieran retorciendo mis ovarios, arrancándolos de cuajo. El dol
ndo mi vientre ahora vacío, aho
en oleadas ardientes, una tortura químic
a de agonía, una última imagen se grabó en
uido todo lo
edero y una espos
creí
en la oscuridad, una llama de odio y