compasada, mi cuerpo inmóvil a su lado. Ricardo, creyendo que yo e
inalmente se desató. Un trueno retumbó a lo lejos, y
icardo sentado en el borde de la cama, con el celular en la mano. L
que seguía dormida. Luego, se levantó sigilosamente y sa
or sordo en el silencio de la noche. Conté hasta d
la escalera principal. Desde el descanso del segundo
me ventanal, hablando por teléfono
se toda la gente de la fiesta. No, el
uchando lo que le d
. ¿Estás bien? ¿Llegaste a casa
o un tono meloso que yo conocía muy bie
e, no puedo arriesgarlo todo. Ten paciencia, mi v
s pies. "Mi vida" . La misma frase
de servicio, un sonido discreto que
el teléfono
susurró haci
ia la puerta de servicio. Me moví con rapidez y en sil
la luz del porche iluminaba la
abrió la
taba ella
y temblando de frío. El vestido bara
beso tierno. Fue un beso desesperado, hambriento, como si no se hubieran visto en años.
enir hasta acá?" , le dijo Ricardo,
"Verte con ella toda la noche, sonriéndole, tocándola
gada a la mía, a la empresa. Necesito asegurar mi parte antes de d
ecando sus lágrimas f
que estés aquí. Te llamo mañana par
departamento? Yo no sabía
icardo le dio un último beso rápido y
o al manejar
de espaldas, respirando hondo, como un
udiera verme, y corrí de vuelta a la cama
ntí el colchón hundirse a mi lado. Ricardo se acostó y me
tás despierta
ación lenta, fingiendo un sueñ
con mi silencio. Me d
a, mi amo
minutos, con la concienci
pieza de mi vida se hacía añicos. Las lágrimas que no había derramado antes ahora c