xplotó den
de la habitación, ignorando el dolor en mi cuerpo. Alcancé a Ale
", grité, mi voz r
e abalancé sobre él y le
en la mandíbula. Una gota de sangre brotó de su labio. Por un glorioso segundo,
undo fue tod
n por los brazos, torciéndolos dolorosamente detrá
de los guardias y le di un codazo al otro en las costillas, pero eran demasiados. Me redujeron ráar a Su Alteza!", gritó uno de ello
do, pero la humi
riendo, atraídos por el alboroto. Al ver la escena, el ro
! ¡Bastardo in
príncipe. Se apresuró a ayudar a Alejand
¡Por favor, perdónenos! ¡Est
el labio con el dorso de la man
necesita una lección
cercó a un perchero, tomó un pesado látigo de cuero
r a tus superiores", siseó
ue a veces había actuado como un padre para mí, ahora
ron, sosteniéndome para
en mi piel, enviando una ola de dolor ardiente por todo mi cue
tigazo.
un zumbido sordo, mi camisa se pegaba a
!", escuché la
de la escalera, con los ojos llenos de lágrimas. Pero no se mov
chez se detu
os disculpe. Castigaré a e
íncipe", me ordenó la señora Sán
Mi dignidad era lo ú
arte posterior de las rodillas, forzándome
perdón!
otas lustradas deteniéndos
dora. "No es necesario que se discu
me del cabello y f
btengo lo que quiero. Y ahora, quiero a Sofía. Y
al suelo, mi ú
a sonrisa tor
ie
se dirigió
i visita de mañana por la noche. Aseg
cargaremos de todo", dijo la señ
as me soltaron. Caí al suelo,
se acercó y me mi
a. Una vergüenza p
adas cuando me caía jugando. Me traía un vaso de leche caliente an
e ordenó mi "p
e pie. Me dolía cada
esta casa. Y si vuelves a causar problemas,
e, pisó mi mano con su bota, apla
gonía escapó
era, con una mano sobre la boca. Lloraba en silencio. Pero sus lágrimas
enta de que estaba