odo. El aire se cargó de una autoridad implacable. Don Ramiro, el Juez de Pa
uniforme estaba perfectamente planchado, sus botas brillaban, y l
ofía, su voz era grave y no admitía réplica. "H
o. La familia es lo primero. Resolveremos est
de nuevo. Sofía sintió un escalofrí
l drama y la llegada del militar, el General decidió que
ordenó. "Que todos sean
. Sofía fue obligada a pararse en el centro, sola, mientras que Marco, Doña Elena (llevada en
Fue una actuación magistral. Lloró, se desmayó a medias, y h
e dio su nombre, su protección, un hogar. Y ella le pagó acostándose con otro hombre. ¡El hijo qu
hacia Sofía. Eran gente sencilla, y la historia de un
ar. Se puso de pie, evit
es verdad. Yo... sospechaba algo. Ella se había vuelto fría, distante. D
ubo cartas. Pero en ese momento, s
omo si toda la evidencia que nec
n toda la plaza. "Y atentar contra la vida de una madre es un crimen imperdona
delante, su mirada
o. De lo contrario, me aseguraré de que seas transferida a una prisión
sada y sofocante. La multitud es
ese pueblo. El dolor la había forjado en acero. Levantó la
ar," dijo, su voz clara y fir
or hacia la mujer en la si
es. Ella es la adúltera
adie sabía cómo reaccionar. Doña Elena ahogó un grito de indignación, y Marco se puso de p