humildes frijoles, ignorando a Doña Elena, mi
?" su voz era un lamento cal
nte, la detuvo: "No soy t
ingratitud, de ser una "conflictiva" ,
quitaron, jamás
de "¡Auxilio! ¡Esta mujer inten
asó!" dijo él, se
supere que tu madre me obligó a beber sus por
ificó, pero mi dol
vacía: "Es dinero. Suficiente para que te vayas lej
ejí para nuestro hijo, sentenciando: "
de mí se rompió y se endureci
erta. "¡Y llévate a tu madre contigo!
o sería la víctima. Lucharé por la justicia de