iego. Se bajó del auto con la gracia estudiada de alguien que está acostumbrado a ser el centro de atención. Llevaba un
n sus instrumentos, cuando ella se acercó a mí. Los hombres d
. Sus ojos, de un azul claro, me recorrieron con una
si infantil, pero ha
de ti," respondí, mant
fugaz cruz
ero talento." Hizo una pausa, mirando alrededor del patio, a la
a tan obvia que c
artir con mi ex?", pregunté, mirándola direct
desapareció por un instante, revelando a la
ulzura. "Pero a veces la gente inteligente no sabe cuándo retirars
para volver con mis músicos. "Pero yo no suelo tomar c
en mi espalda. Sabía que
des, ella apareció en la puerta de mi antigua habitación. Diego le estaba dando
jado nada. Sobre la cama, perfectamente colocado sobre la almohada que había sido mía
ntrara. Era otro movimiento en su pequeño juego de po
necesidad masoquista de her
tallando menús y listas de invitados. Y entre las páginas, había pequeñas notas escritas
posa, la única due
ra hacerte mía para s
s páginas, había una entrada detallada del plan de la luna de miel. Un viaje
ra de hace
o m
azamitla, me había regalado un collar de esmeraldas y me había jurado amor eterno. Me dijo que estaba en Col
bajo las estrellas. "Un poco más y todo esto será nue
amor, ya estaba planeando su boda con otra. El
é en la pared para no caer, jadeando en busca de aire. La traición no era nueva, pero la profund
saqué mi teléfono desec
y yo," dije,
Estás bien
pí. "Hace ocho meses. Finales de octubre. Die
la línea. Pude imaginar a Ricardo
ombia. Estaba aquí mismo, en Jalisco. Se le vio varias veces en un restau
confirmación fue
Ricardo,
te. "Sal de ahí. Ahora. Ven conmigo. Lo que
uy pronto. Solo necesi
bía dudas. Ya no había dolor. Solo quedaba un propósito claro y afilado. Diego no solo me había t
ba a paga