ardo era un veneno q
orpulentos que habían entrado detrás de él y permanecían en silencio junto a
na mirada incómoda. Uno de e
... es solo un ni
e cuándo mis empleados me cuestionan? ¡Les ordené que le q
ás joven dio un pas
, no haga las cosa
paso, manteniendo a Mateo pegado a mi pecho. Mate
sus hombres enfurec
"Si no pueden hacerl
mis brazos. Luché con todas mis fuerzas, girando, usando mi cuerpo co
ejeo, Camila lanz
Ay
l suelo, agarrán
icardo, Sofía m
o, estaba demasiado ocupada protegiendo a mi hi
undo. Me agarró del brazo con una fuerza brutal
ité, el pánico a
rostro a centímetros del mío, su aliento apestando a soberbia.
soladamente, llamándome. "¡Mami! ¡Mami!". El corazón se me partió en mil p
ome por dentro, doblé las rodillas y m
ila," musité
onrió, tr
o sintieras. Y quiero que admitas que este niño
mis ojos llenos de
do. Ya basta. Dev
ía hacerle un favor a la familia Vargas
ra una amenaza. El aire se me heló en los pulmones. El mundo se
de lo más profundo de mi alma. "¡Haré lo que