era perfecta, una historia sacad
dorable llamada Isabella, y un esposo, Ricardo Vargas, que pare
es años que Sofía atesoraba co
todo se v
echa. Las luces de los flashes la cegaban mientras posaba en la alfombra roja, con Ricardo
o, ¿cuál es tu secreto?"
, mirando a
or y el apoyo incondi
oz fría y cortante atravesó
cuál de sus fa
cia ellos. Llevaba un vestido carmesí que parecía gritar guerra y
e tensó a su lado, su sonrisa desapareciendo como s
rando por completo a Ricardo. Levantó u
. "Y este," agitó el papel, "es mi certificado de matrimonio con Ricardo Varg
de Sofía
n zumbido en sus oídos. Miró el papel, luego a Ricardo,
do estaba pálido, sus o
o, dile que se calle" , susu
tó una ri
iendo su imagen. Pero la verdad es esta, querida: tú
capturando cada segundo de su humillación. Las preguntas
argas, ¿e
as que era un
un truco pu
o denso y pesado. Dio un paso atrás, tropezando, y
, dijo él en voz ba
dose de su agarre. "Quiero qu
la multitud. Su rostro era una
omento. Lo arreglaré, te
una sonrisa triunfante, sosteniendo la prueba de su traición. La
ravés de la multitud frenética. Sofía caminaba como un autómata, sorda a los gritos,
Los titulares la llamaban "la rompehogares", "la diseñadora trepadora". La marca para la que trabajaba emitió un c
ula de oro. Cuando Ricardo finalmente llegó esa noche, Sofí
o" , dijo, su voz v
, su rostro can
o. No es lo que parec
entira? ¿Que mi hija es la hija de un bígamo? ¿Qu
Sofía. A ti y a Isab
go" , replicó ella, su voz finalmente quebrándose.
azarla, pero ella lo empujó con
me toq
ella le pareció falso. "Dame tiempo. Solo un poco de tiempo para arreglar esto. Lo
todo era un malentendido complicado. Pero sus palabras eran huecas, exc
por primera vez, vio al manipulador carism
s comenzaba, y e