pálido a la mancha de café en el suelo y luego de vuelta a mí. Una fracción de segundo de
tes bien? Estás pálida como un fant
iseo de una serpiente. Tragué saliva, forzando a mi cuerpo a relaja
Solo... un mareo. Creo que no he comido bien." Era u
abía escuchado. "¿Estás segura? ¿Escuchaste algo? La puerta estaba abi
era el odio que ardía en mis ojos. "No, acabo de lleg
en un abrazo que me provocó náuseas. Su olor, la sensación de sus manos en mi espalda, todo era una m
bello. "Has pasado por tanto. Te prometo
que me quemaba la garganta. Me cuidar
ante, una voz chill
card
mundo. Llevaba un vestido rojo tan ajustado que parecía pintado sobre su cuerpo. Pasó por mi lad
tus pendientes?", preguntó, lanzándome una mirada
e amaba, no la apartó. Simplemente sonrió,
ciosa. Dale un min
mano, que aún sostenía los restos del asa de la ta
llevaba en su propia taza, un americano hirviendo, se derramó sobre mi mano y mi an
Sofía con una sonrisa malicio
ue dijera algo. Pero él permaneció en silencio, con una expresión de le
cena con sus ojos fríos y calculadores: mi mano enrojecida, l
posó en mí. "Luna, espero que te recuperes pronto. Esta noche es la gala anual de la cons
a opción de negarme. Simplemente dio por hecho qu
aremos," respondió Ricardo por mí,
rchó con Sofía pegada a su brazo, quien
tomó del brazo y me llevó al baño de la oficina. Abrió el
na mezcla de reproche y falsa preocupación. "So
mi rostro inexpresivo mientras él aplicaba una pomada y vendaba mi mano con una delic
palabra se sentía co
por ti," respondió é
reflejo en el espejo: una mujer con los ojos llenos de una tristeza que ahora entendía. La quemadur
terciopelo, estaban las herramientas de arquitectura de mi padre: su escalímetro de marfil, sus compases de precisión, sus lápicesancló a la realidad, enfocó mi mente. No era un acto de autodestrucción, sino un juramento. Esta herida, este dolo
l arquitecto que destruyeron iba a usar la precisión y la paciencia que él le enseñó, no pa