la puerta. Contenía café, jugo de naranja y un croissant. Un gesto típico de Ricardo cuando intentaba disculparse sin tener que usar palabras. En
. Necesitaba un corte limpio. Comencé a recorrer el departam
recuerdos capturados en papel brillante. Yo y Ricardo en la playa, en navidad
y las dejé caer en una bolsa de basura negra. La imagen de Ricardo sonriendo se partía en dos, una y otra
era cita, una flor seca que me regaló, cartas que me escribió desde un viaje de negocios. T
no estaba, había salido temprano diciendo que tenía una reu
los ojos rojos e hinchados, aferrándose a una pequeña maleta. La im
ás aquí," dijo Ricardo, con un
acto de mártir era d
sos. "No puedo ser la causa de su infelicidad. Ricardo me ha contado todo. Sé
sma como la víctima sacrificada, dejándome
oz llena de acusación. "¿Ves lo que provocas
o, perpleja por s
e humillas delante de cien personas, ambos me han estado
oy tratando de arreglar! ¿Pero qué haces tú?
ura llena de nuestros
oz fría como el hielo. "Son pruebas
rse, no me importa. De hecho, le estoy haciendo un favor. Puede
jo Ricardo, siguiéndome. "Te
e para enfrentarlo. "TÚ tie
había propuesto matrimonio. Sin dudarlo, las rompí todas y las tiré a la
unto a ellos. Dejé la bolsa afuera, en el pa
itaba. Y estaba dispuesta a destruir