l temazcal fue dema
pués, corrió el ru
cuando la gente la ayudó, vieron que sus muñ
ada para ganarse la simpatía del pueblo y pintarme a mí com
unc
rar, a mirarme con desa
curandera Xochitl debe habe
e Tlacaelel, y su furia fu
, irrumpió en mi casa a plena luz de
anzándose sobre mí antes
tal, me sacudió con violencia, haciendo que
iste a Citlali! ¡Cas
mi cabeza, pero mi m
elel, y tú eres lo suficientemente
eció enfurec
ue él mismo me había regalado en nuestra vida pasada,
que todavía la
muñeca, las conchas se rompieron y cayeron
nada que yo te haya dado!", g
bro golpeando contra
, y un gemido se e
la mano para golpearme, una som
élt
quila, pero cargada de un
uauht
se giró, s
rostro desfigurado era una máscara de ira tranquila, sus ojos o
es, fenómeno?", escupió Tlacaelel,
un paso adelante, y ese simple movimiento fue sufici
mi lado, su mirada se sua
astaba con su apariencia te
s y cálidas, y su toq
oz baja, sus ojos examinando
ovida por su repentina
su mente finalmente
cio. "Cambiaste al guerrero más
a Tlacaelel, su voz seguía siendo baj
no vuelvas a a
se, una que incluso Tlacaelel, en su
veneno, Tlacaelel salió de la c
os, Cuauhtémoc me guio
manos expertas, su toq
do, pero tendrás
ro marcado por cicatrices horribles, pero s
ó, un son
onmigo solo te traerá problemas, Tlacaelel no se d
hombro y me miró di
cirle que he cambiado de opinión, puedo retirarme
da, un acto de protección
lel había construido un t
sacrificar su propia oportunid
tre los dos homb
za, mi decisión m
endió a mí misma, tomé su rostro entre mis mano
estuviera acostumbrado
había mantenido oculta. "No quiero a un guerrero admirado que me apuñalar
r en par, una mezcla de sh
quier otro hombre en este pueblo, te elegí a ti, y no me arrepi
r mi mejilla, no de dolor, si
oblemas", susurré. "Me e
i algo en sus ojos que
de esp
su mano y secó mi lá
no con promesas vacías, sino con una ver
entaríamos l