és de la torme
temazcal que Tlacaelel había cons
r seguía en pie en mi propiedad, un
rlo como mío y usarlo para mi
lor a perfume barato y s
estaba ent
sobre las pieles que yo usaba para mis pacientes,
das por el suelo, y mis hierbas sagrad
espacio sagrado en su
y afilada,
, mi voz era baja, pero vib
a menor señal de culpa,
ando del temazcal, yo lo construí, ¿recue
li se
para todos, además, tus hierbas le dan un arom
de mis sirvientas, una joven ll
traído el pulque, sus ojos evitaba
con todos, demasiado confiada, y es
mi propio hogar,
amé, mi voz
n se es
, se
iso para entrar
Él... el señor Tla
pregunto si tú, mi sirvienta, decidiste que la pala
e apoderó de
de pie, su expre
nte, estás haciendo
a Tla
ali, que todavía estaba reco
pelo y la arrastré fuera de las pie
por la sorpresa
loca!"
se abalanz
trevas a
a la mujer débil
a rapidez que
e vacías del suelo y la rompí contr
rio es
botella en mi mano, el bord
te juro por los dioses que te
mis ojos no mostraban miedo,
jos se abrieron con incredu
había v
nado que yo fuera
mirar a u
ntrol, volví mi atención
do en el rincón, pál
mo el hielo. "Recoge tus cosas y lárgate,
. no tengo a dó
, respondí sin piedad. "La
ví hacia los
ayudada por Tlacaelel, ambos miránd
uello de botella roto. "Fuera de mi propiedad, si v
Tlacaelel lanzándome una mirada d
eron, dejé caer e
e miedo, sino de la adren
lecido un n
ue no toleraría má
do por su presencia,
l, renacería de las