cansados, llenos de una preocup
tes, todas las muchachas de tu edad ya se casaro
ra era una piedra que se sumaba a
de mi edad era una rareza, una ano
ña, dicen que algo anda mal conti
anchadas con los restos de las hi
iró, un sonido
ombres de los jóvenes solteros del pueblo en una vas
venía del aire de la montaña, sino de un rec
había escuchado e
o, llena de una
el guerrero más carismático y apuesto del pueblo, su sonrisa hacía
onada con él que
mi abuela, un joven ambicioso y necesitado, le di todas mis
primer papel que saqu
ía siguiente, cuando mi mano temblorosa se hundió en la
cae
z de mi vida, o eso creí, me sentí
noches me contaba historias de sus batallas bajo las estrellas, y construyó para mí una choza de temazcal, la más
ron de que su amor era tan
leto, creyendo ciegamente
o era un
a cruel y
vió a mí con la claridad de
ando de dolor, dando a l
sosteniendo mi mano, susur
mor, ya cas
bebé salía de mí, escuché su primer l
ro una sonrisa se
s, mi amor,
caelel, la sonrisa se borró de su cara
o logr
iso, sacó un cuchillo de
r a la luz d
rse en mi vientr
e me consumió por dentro, grité, pero no
lágrimas y confusión
a mí, y con una calma monstruosa, aplastó su peq
nto se
sie
o se de
utando de cada uno de mis grito
ré susurrar con
re mí, su aliento
te interpusiste, tú y tu maldita suerte en el sorteo, ella murió por un
secreta, mi rival, la mujer que siempre
fue lenta
dejó de latir, mi alma se s
el arrastraba mi cadáver fuera de la choza
, un lugar donde solo los animal
ra que fuera devo
para Citlali, enterrándola con los más altos honores
una reputación de hombre devoto y desconsolado, un viudo fiel que ha
o nunca l
ida por el odio y el dolor, hasta que una noche
uauht
que todos temían por su rostro de
s de mi cuerpo, los huesos que los
tumba en la tierra sagrada, ce
res y las colocó sobre
ando por mí, ahuyentando a los espíritus
fue el único que lloró por mí, el
icia, aunque nadie más
destrozada encontró un anc
los
n mi choza, en mi
mirándome, espera
mo en mi alma herida, y la imagen de la crueldad de
no habrí
o elegiría
abuela a los ojos, mi voz so
no habr
parpadeó,
niña? Es la
do en el silencio de la habitación. "Quiero que a
la cayó, sus ojos se ab
más temido
alva
turo
umento de