ba sentado en la pequeña sala de su casa, en el sillón viejo donde Juanito solía ver los partidos de fútbol. L
rido lejano de un perro, era un rec
si la traición de Sofía hubiera succionado
se abrió con un ch
casa como la suya. Su cabello estaba perfectamente p
isteza, una máscara mal ajus
ía ser suave y compungida. "Me acabo de en
oviéndose con una
e movió, sol
ni a hospital. Olía a perfume caro, el mismo que Ricardo le h
jer que supuestamente ac
, Armando. Si hu
e a él, tratando d
z, vio a través de la fachada, más allá de la esposa y
an rojos ni hinchados. Est
", dijo él, su voz era un susur
a mirada, fi
en shock. Mi tía se puso muy mal con la
tan burda, t
cuidando a nadie. Hab
izo algo que lo
, subiendo lentamente por sus mus
liento olía a menta y a vino. "Tenemos que ap
acia él, sus labios
rrar su traición, para sellar su silencio con el cuerpo. Que
dentro de Armando se
r su garganta, a
emp
n toda la fuerza que le qu
ó, su voz resonando en
ción. Su máscara de falsa tristeza se desvaneci
pasa, Armando!
alejándose de ell
as a tocarme
una rabia pura y helada. La repulsión q
Era una extraña, una enemiga que había dormid