nterior había sido seleccionado tras rigurosos procesos, cuestionarios psicológicos,
el lunes", sin consultar a nadie, sin justificación. Y aunque había intentado convencerse de que
a lo había
eraba que l
la, la directora de Recursos Humanos, cuando Mat
sin levantar la vis
por qué l
uiero que
ervó con el c
e a una persona en una posició
tó la mirad
ar. Aceptó el reto. La diferencia e
ruzó los
perás logr
n disciplina es solo ruido. Que el
no superás que alguien te
ndió. En lugar de eso, volvió a su p
ta a la eficiencia. La forma en que observaba cada uno de sus movimientos, cómo revisaba todo lo que ella organizaba dos veces, cómo le
spira cada cliente? -preguntó ella en voz baja, m
eo desde la puerta de su oficin
giró, sin
cordarles cuántas
l, entrando con una carpeta en mano-. Esta es la agenda para la cena del jueves con los inver
ras se puede traducir todo es
creo. L
n segundo, luego
rebro, no quiero indemnización. Solo
ió a su oficina sin
, cada una con un pequeño marcador en la portada indicando el idioma: inglés, mandarín y jap
habitual expresión impasible. M
logr
rpre
ún
iendo con una media sonrisa-. S
lvió a entrar en su oficina. Pero antes
durar un
or primera vez en el d
. Sino porque entend
érito. La había contratado p
pada por el viento que le había volteado el paraguas tres veces, pero con
a pegada a las piernas y la dignidad intacta, pensó -solo por un i
oportunidades" -dijo Marina, de
a miró
idad roza l
a, dejando sobre su escritorio una hoja con corr
o frases con errores de redacción, una cita mal
iene acceso a es
e impresiones. Supuse que preferiría no quedar en r
. La miró por varios s
seco, como si cada le
evantó l
abilidad? ¿De v
ondió Mateo, con una mu
ndiera de ello. Porque así era. Sabía que Mateo estaba esperando su prime
a factura duplicada en el sistema de pagos y corrigió un error de agenda que habría cau
después lo que marcó e
ala, creyendo que ella no estaba. Reconoció una: era Hugo, el director d
¿Mateo contrató a la n
cuánto aguanta. Apostó con C
¿Y ella n
rañaría que el lunes ya ten
los hombres que se cr
asta que se fueron. Se miró en el espejo, con
n certeza: era pa
las seis en punto, Marina lo espe
algo más an
en trab
s. Por
có un paso, lo bastante pa
e no pierda su dine
o sabía. No lo negó. Solo la observó, y por p
? -dijo co
. La próxima vez que use a una persona como experi
tras de sí el olor de la lluvia, el eco de sus tacones y l