lma de la noche, un ruido agudo que se clavó en el ce
cansada y monótona, l
, ha sido ingresada en urgencias.
iado con manos firmes y un corazón inmenso. El mundo se detuvo. Colgó el teléfono sin siquiera despedirse y corrió
frías del pasillo de urgencias le parecieron crueles. Un médico
r de Elen
Javier. ¿Cómo e
de profesionalismo, pero no podía o
fractura craneal y múltiples contusiones. Está en estado crítico
red, sintiendo cómo las fuerzas lo abandonaban. Su abuela, la ceramista de manos mágicas, la que po
era una pasarela, con su abrigo de diseñador perfectamente colocado sobre los hombros y una expresión
á Rodrigo?
al que Sofía había tomado bajo su ala, su nueva "promes
tura en el cráneo, Sofía. ¡Casi mue
te posó sus oj
mpresa. Un escándalo ahora podría arruinar su carrera y
da velocidad! ¡No fue un accidente, fue una negligenci
ndureció. Se acercó a él,
ciana. No voy a permitir que arruines el futuro de mi imperio por un
o que oía. ¿Un capricho
que pague por
da apareció en lo
n centavo a tu nombre. Y si insistes con esta tontería, me aseguraré de que no vuelvas a ver a tu abuela.
Sofía, su esposa, la mujer con la que había compartido su vida, lo estab
amigos, a antiguos socios, pero las puertas se cerraban en su cara. La influencia
tos legales, patentes. Uno en particular llamó su atención: la patente del esmalte "Azul Cobalto Lunar", la fórmula secreta que había hecho a las cerámicas de su abuela famo
ro había una cláusula de renovación y transferencia. Su abuela, con una previsión que lo dejó helado, habí
nos temblorosas. De repente, e
Sofía llegó a ca
i abuela", dijo Javier, co
retes de diamantes,
e que no tienes ni
dole el documento. "La patente del esmalte de mi abuela, la b
Por primera vez desde el accidente, Javier vio u
trevería
e no sabía que poseía. "Tú amenazaste la vida de mi abuela para prot