ales de sanación, usando pequeñas, casi indetectables cantidades de mi sangre mezcladas con hierbas tr
oncentrada, la puerta de la
lla de ruedas motorizada, ella emp
sarcasmo, "¿todavía sigues jugando a la d
desagradable que resonó en
en un rincón, se puso de pie de un s
r aquí sin ser invitados!
s a advertirle, esta mujer la está engañando, le está dando falsas esperanzas para ganar
minar la confianza que Is
ó entre ellos y yo, como una l
admitía réplica, "he visto más progresos en mi hijo en una semana con ella que en un año con
ro está bien, quédese con su bruja, cuando yo esté corriendo mar
achemira, pero noté algo, un sutil temblor incontrolable en su pie derecho y un ligero
antar la vista de mi trabajo, "debería preocuparse más por la cir
ión de segundo, un destello de pánico en su
ardo de forma protectora, "¡está perfectamente! ¡La hinchazón es una señal
rmó mis sospechas, ella sabía que algo andaba mal, pero esta
guridad de la mansión, dejá
n un celular, mostraba a Camila en un laboratorio improvisado, mezclando su "remedio", se la veía añadiendo el líquido verdoso de la "hierba mil
, era la prueba
pués, ocurrió e
sa en la frente de Diego cu
onteniendo l
s se abrieron, estaban desenfocados
dejó caer la bandeja que llevaba,
ercándose a la cama co
onido de su voz, un movimien
r los dedos de las manos y los pies, luego los brazos y las piernas, su mente, antes atrap
de la apuesta se ac
le, que ahora estaba abarrotado, la tensión era palpable, la éli
oche, él aún en su silla de ruedas, pero con una son
ardo en voz alta para que todos lo oyer
parándose para su
grandes puertas del salón
nando con paso firme y seguro, aunque todavía apoyán
las se desencajaron, las copas de champán se detuvieron a
que era un vegetal, estaba
rostro, su expresión se transformó e
nuevo a mí, su cerebro arrogante inca
toria