r y desesperación, el mismo que yo debí tener en mi vid
respondí, mi voz firm
se desvaneció, reemplazad
de hacer milagros, mi hijo, Diego... está en estado vegetativo desde hace un año,
cidente automovilístico que lo dejó postrado, en mi vida anterior, su destino fue una trag
ca, "he decidido no usar más mi don para curar a lo
ser me gritaba que me mantuviera alejada, curar a Ricardo me costó la vida, n
ido en un murmullo en los círculos de élite de la Ciudad de México, me convertí en
las familias más antiguas de la ciudad, normalmente, habría tirado la invitación a la basur
ra la oportunidad perfecta para ver con mis p
me mezclé con la multitud ostentosa, el salón bullía de
a en su silla de ruedas, pero su rostro brillaba con una esperanza febril, Camila,
sus ojos se abrieron con sorpresa y luego con una ext
viniste, por favor, tienes que hablar
regunté con falsa inocen
e encontró la 'hierba de la vida eterna' o alguna tontería así, ha estado dándole a Ricardo una
sonó por los altavoces, se había subido
por su apoyo durante estos tiempos difíciles, como muchos saben, mi amado Ricardo su
na adoración que me
mpensaron," continuó, levantando un pequeño frasco con un líquido verdoso,
ecorrió la sala, yo
a se posaron en mí, una chisp
dicionales," dijo, su tono goteando desdén, "gente
dos que también habían sido invitado
ardo que su caso no tiene remedio," continuó, mirándome d
os se volvieron hacia mí, sentí la presión
pasada, la miré con una calma glacial, casi abur
illa, su voz llena del mismo veneno que la de su amante, "admite que eres una
mano de ella, "y pronto, cuando vuelva
me, no tenía tiempo par
amó Camila, su voz estridente
ato, una apuesta, para demostrarle a todo el mundo q
nte a mí, su rostro a centímetros d
s curar a nadie, ¿verdad? Así que la apuesta es simple, cuando Ricardo camine, tú te arrodil