do manchado de sangre y lodo. La imponente puerta de roble se abrió antes de que pudiera toca
su voz carente de la calidez que uno esperaría de una madre. Sus ojos recorrieron
entrando en el vestíbulo que una vez conside
staba sentado en su sillón de cuero favorito, con un periódico en el regazo, pero su atenció
esa auxiliar y sacó los pedazos rotos de la invitación de boda. Los colocó cuidadosament
s cejas se arquearon con sorp
cardo S
o bajó el periódico por completo. "¿Ricardo?
sin querer dar más detalles de los n
en su voz. "Si es verdad, entonces es lo mejor. Pero tienes que entender, Sofía, que no podemos
Sofía, sintiendo el p
luyó Elena, dándole la espalda y terminando la conversación. Le entregó los pedazos de la invitación a Fernando.
ierto entre ella y la familia que la había criado. Su antigua habitación estaba im
racha y valiente. Vio a Alejandro acercarse a ella en el sofá, su rostro a centímetros del suyo, su aliento olía a whisky caro. Sintió de nuevo el roce de sus l
o pudiste pensar algo tan rep
Alejandro besaba a Camila, sus ojos estaban fijos en ella, llenos de un odio gélido.
desbocado. La luz del amanecer se filtraba por las c
lá de un simple rechazo. Había algo más, algo que ella no entendía. ¿Por qué la había cuidado con tanta devoción d
aba. Se había pasado tres años intentando entenderlo, tres años obsesionada con el porqué. Ahora era el momento de dejarlo ir. Se iba a cas
sus amigas. "Tienes que empezar a reincorporarte a la sociedad", le dijo. "Y es
entos, llenos de gente falsa y conversaciones vacías. Pero no tenía má
n trofeo. Se reía de algo que alguien dijo, una risa que no le llegaba a los ojos. Camila, por otro lado, parecía disfruta
en saludar a los conocidos de sus padres adoptivos, en responder
erdad o Reto", pero en una versión más sofisticada. Cada mesa tenía que proponer una pregunta
La pregunta es para Sofía. Ya que todos hemos oído los rumores de tu boda, queremos saber lo
había sido la que había perseguido a Ricardo, igual que había hecho con Alejandro. E
er, la voz de Alejandro cort
onder, Sofía. Todos sab
o esta vez, Sofía no se quedó callada. Miró d
lara y firme. "Hace un año, en mi apar
e evidente. No esperaba que ella respond
está aquí contigo, si tan en serio va la cosa
ió Sofía con calma. "Pr
conveniente. ¿Cómo se llama ese prometido
bía que no le creerían a menos qu
Ricardo
rdecedor. La sonrisa burlona de Alejandro se congeló en su rost
ajo y peligroso. Se puso de pie, derribando su s
dalosa, demasiado jugosa. Sofía había convertido una humillación pública en un j