lo que siempre me habían mirado con condescendencia, y su tía Isabel, la única persona en esa familia
vos comienzos. Tengo un hijo, Marcos, y es hora de que ocupe el lugar que le corresponde. Hemos decidido celebrar una ceremonia formal p
. Esperaban lágrimas, protestas, un arr
laro, Ricardo. Es tu hijo. Es lo correcto. Haré to
rcambiaron una mirada de aprobación. Solo la tía Isabel me miró co
el tiempo. Empezó a dar órdenes a los empleados, a cambiar la disposición de los muebles del salón, a opinar sobre los menús con el chef. Actuaba no como una invitada, sino como l
do el estanque de los peces koi. Se acercó y se detu
lla, mientras la vida sigue. Pronto, todo esto será de mi hijo. Y tú no serás más
anto esfuerzo se rompió. En un movimiento rápido e impulsivo, impulsé mi silla hacia adelante con toda la
abrieron con sorpresa y luego se llenaron de lágr
e hecho para qu
vieran esperando la señal, los padres
mo te atreves a ponerle una mano encima? ¡Ella es la mad
iciente de tus berrinches. Si no puedes comportart
lorando, a sus padres defendiéndola, y a mí, sentada en mi sill
ro. "¡Deja de hacer escenas! Camila es parte de esta
dí, mi voz temb
preocupes, Ricardo. Está frustrada. Es comprensible". Y al decir eso, t
o. Mi cuerpo se deslizó fuera de la silla y caí pesadamente sobre el suelo de piedra del
puedo moverme!", gemí, r
ima ya no era Camila. Era yo, la pobre inválida, agredida y caída. Mi plan había funcionad
me sorprendió a mí misma, abrí el cajón de la mesita de noche. Saqué mi anillo de bodas, el símbolo de todas las mentiras, y lo dejé sobre la made
eguntó una vo
pondí. "Esto
vestido con su mejor traje, lucía radiante junto a Camila y un Marcos incómodo con su ropa de fiesta. Llegó el
posa, Sofía, se uniera a nosotros...",
ltitud. Ricardo frunció el ceño y envió a una criada a busca
ñora no está en
ó Ricardo. "¿La buscaron en
silla de ruedas está allí, pero ella.
tendió mi ani
uvo. El silencio cayó sobre el salón. La muñeca rota se habí