ia, Cornualles, In
e la tragedia que acababa de acontecer. La gran campana de la abadía reso
encontraba de rodillas, con las manos apretadas sobre el regazo y los ojos anegados en
acía a sus pies. Las letras, escritas con
wena se cubrió el rostro con ambas manos, sus so
n, vestida ya con su sencillo hábito blanco, se acercó,
de? -preguntó con voz dulc
ro, las lágrimas su
susurró, su voz rota-. El Santo Padre... nuestro qu
de Eira se lle
misma doliera y sintió que su corazón se apla
guiendo un impulso puro, abrazó a l
tá ahora en un lugar mej
azándola con fuerza, como
Eira... -le dijo entre sollozos-. El mundo es un lugar duro, lleno de juicios y falsedades. Pero tú... tú debes permanecer en la luz. No permitas que la oscuri
en los ojos. Rowena le acar
presente en sus oraciones. Siempre. É
las de una madre sustituta, que acababa de perder al hombre que más había amado. La joven a
a día de mi vida -prom
teniendo un grito de dolor que amenazaba con rasgar s
el sonido de la lluvia, el crepitar del fuego
r de Europ
nasterio, escondido en las montañas de Navarra, Españ
s marchaban en silencio, rodeando la abadía destruid
e. Había sido nombrado Inquisidor Supremo a los veinticinco años, cuando su destreza en las armas y su fría estrategia lo hicieron desta
gra colgando de su cinturón. Sus ojos grise
tembloroso se
sconden dentro... mujeres y hombres que se
no, ordenando silencio.
e lugar vivo. -su v
puertas fueron derribadas. En menos de una hora, l
El fuego rugía contra la oscuridad de la noche, llev
n silencio, su capa
o al mando, un caball
umento? ¿Al
negó con
ubriendo sus manos
este lugar sea ceniza. Ningún rec
Exacto, leta
rjado Roma... y
llegó jadeand
to Padre Adrianu
olo un parpadeo, E
l suc
Santidad Innocentius XII. Con
asintió l
ue Innocentius XII era mucho más ambicioso, más cruel, más disp
ue solo cinco personas a par
ado un hijo ilegítimo. Una herejía viv
rarlo... o incinerarlo por órdenes de Donatello y que no cumpliría siemp
mbres, con los ojos encendido
bestias. Part
pronto, la c
aticano - Ro
se hallaba envuelta en
or muchos como el mejor pontífice de la era moderna
las sombras de Roma, más de uno susu
del Consistorio, dos figuras vestidas de
spada Sagrada, Entienne Valois, también conocido como "el Azote de Dios". Ent
ue le cubrían el alma, Borgia conocía bien que E
lgia. Ahora, solo bastó una mirad
as naturales. Había sido asesinado o
los labios de todos los hombres de fe que sabían de tan grande secr
e roble se abrió
pontífice, Innocentius XII, hizo su entrada ma
an de ambición, y en sus labios cur
alois. -Su voz era como el sis
papal. Innocentius XII tomó asiento en su t
hora, hablemos de lo importa
está la
ado que el traidor Adri
raen ustedes, mis
Entienne se adelantó pri
umplí la misión enc
os un convento infectad
consumió hasta el últim
sonrió con satis
tu espada, Valois. El Az
denal Borgia, sus ojos achina
ó ese hombre...? -hizo una pausa cargada de veneno-. Edward Th
loria... o en el infierno -ag
able, inclinó la
voz era grave y medida-. Había recibido una misiva del rey Leopold Thorne Ashcombe, solic
ve silencio, fingien
ue las sospechas eran correctas.
soltó una carcaj
ia! -exclamó, levantan
, Valois, como en Inglaterra,
mundo una abominación! Que sufra
su trono, más
Se te asignarán n
s ret
illo papal y los pliegues de la túnica ponti
oídos en cada rincón del Vaticano, y mucho más allá. Cuando quedaron
tú no eres
entes como Borgia.
ó en silencio, esp
ina -continuó el pontífice c
l diablo. Busca en Escocia. Busca en Inglaterra.
tomó la mano del Papa y besó el anillo y los pli
su volunta
trás de él como la sombra de un cuervo, sab
las oscuras galerías del Vaticano, otros oí