Inglaterra
ento en los árboles milenarios y el crujir de una carreta cu
queños ríos ocultos, ruinas antiguas y una cascada que descendía desde lo alto de una colina. A lo lejos, entre la niebla, se alzaba un castillo perdido en el tiemp
s botas mojadas aplastaban el barro del sendero, mientras en sus brazos protegía con fuerza
s símbolos que fundían cruces, lunas, espirales y runas c
eguntó una voz
nta en la pie
crujió a
firme y mirada penetrante. De cabello oscuro y moño tirante
cKellen -dijo el cardena
tesía -replicó la mujer, aunque sus oj
Su origen debe permane
uié
al hizo u
omo Edward Thorne Ashcombe, segundo hijo del difunto Duqu
frunció
en el trono
, cayó en la tentación. Lady Eleonora di Fiore, noble italiana, esposa de su hermano mayor, quien luego
el r
a en la Iglesia y Eleonora viviera. Pero la verdad es esta pequeña... aún sin nombre. Hi
speras de
ién es. Debes educarla como monja. Podéis enseñarle a escribir, enséñale lenguas, las que te sabes y lo más im
preguntan
abandonada. Com
ció el rostro de
rdes... como la tierra húmeda. Lleva la ma
ofecía
a piedra de los antiguos, la sangre dormida desp
a se
que es
re la Iglesia y la Corona. Si alguien la descubre, será p
erás p
ntes, enviaré a alguien de mi confianza. Has
en sus brazos y la s
hijas. Pero cuando llegue el
cuervo volv
entre la niebla. La puerta del convento
ó la histo
o nacido
marcado po
crito por una p
Caelia Cornual
erra susurrara antiguas plegarias a los cielos grises. Las campanas del convento
daba los caminos de piedra. El cochero se detuvo frente a la gran reja. El sonido del hierro al abrirse se
s dorados apenas visibles. Bajo la capucha, el rostro cansado del cardenal Giovanni Aureli
l rostro marcado por la experiencia, aguardaba en la entr
al de puntu
s, Rowena -dijo el cardenal, con voz profunda
sala con paredes revestidas de madera oscura, una gran chimenea encendida, y una ventana que daba al pat
. Una joven de largos cabellos pelirrojos recogidos con cuidado, su andar elegant
s e
En un año tomará sus hábitos. Será la monja más joven
vemente, sin despegar
sonrisa de
pocas, ya sabe todos los idiomas que yo aprendí hasta los treinta. Jamás hemos recibido una sola queja sobre ella. Protege a
ruzó los braz
s años. Solo logró darle una hija al rey, que ha sido enviada lejos del reino. El rey quiere un hereder
pretó lo
ste nuevo embara
owena. No me gustaría ver
ó una ceja con
eña, d
responder de inmediato. Rowena sostuvo su mir
Lleva sangre real y divina. Pero aquí, en este lugar, ha sido prote
ntió, caminando
emos en unos años
l pomo de la puerta, la vo
ntrado más seguidor
sus dedos apretaron
to por la causa. Y sabes tan bien co
pronto -murmuró Rowena
, sin decir m
les - A
cas. La ceremonia de los hábitos era solemne, silenciosa. Las campanas tocaron doce vec
sombras de los vitrales, era su padre: el Pontífice Adrianus IV. Él no pod
ello sellaba un pacto antiguo, que su sa
alto del campanar