nito a mi lado, todo valía la pena; él, una promes
dente, y al llegar al hospital, la indiferencia de mi esposa Sofía, más preocu
el mismo al que había subvencionado con nuestros ahorros, endeudándonos
por teléfono que "lo de Juanito fue una lástima, pero esas cosas pasan", y q
toso, prometo que la verdad de Juanito se alzará desde las profun