ación. Había insistido en hacerlo en persona. No iba a esconderse. Mientras esperaba en la
se frente a ella-. Pensé que después del numerito que m
con calma, sin
ponde por ley, Isabel. No te emocion
una risita co
l y yo vamos a llevar esta empresa a otro nivel, uno que
da de ira, pero la cont
co hace cinco años. Con una maleta rota y trabajando de mesera en ese bar de mala muerte cerca de la central
las y su sonrisa se congeló. Nadie en su nuevo círculo social sabí
é estás habl
luso recuerdo que tenías otro nombre en ese entonces. Algo más... común
e golpe, tirando la
áll
dose fría-. Por ahora. Pero si vuelves a mencionarme o a meterte en mi camino, m
e odio y miedo, y salió de la s
go, sintió un vacío. ¿Realmente valía la pena rebajarse a su nivel? No. Su guerra no
ncia, con una beca para estudiar administración de empresas. Recordó cómo conoció a Raúl, el hijo de una familia adiner
una y mil veces. "Solo te ve como un proyecto. La chica
. Se había esforzado por encajar, por ser la mujer perfecta para él, la socia brillante, la futura esposa impecable. Cre
a fue real. Él no la había elegido por ser ella, la había elegido porque era útil. Y en el momento en que apareció
La liquidación era insultantemente baja, una fracción de lo que realmente valía su participación
aba firmando su renuncia, sino también la sentencia de Raúl. Había aceptado la derrota en esta peq