mpresa de consultoría que habían fundado juntos. O, para ser más precisos, que ella había construido con su inteligencia y
ado para la transición. Quería una ruptura limpia, en todos los sentidos. No le daría a Raú
. Miren qui
eva socia junior, una mujer con más ambición que escrúpulos y que, casualmente, se había vuelto muy cercana a Raúl en los últimos m
bel -respondió Elvira, volvie
contoneo estudiado. Se detuvo junto al escr
dijo que finalmente tuvieron "la charla"
casi patética. Elvira levantó la vi
de tu incumbencia. Y esos do
oltó una
che, después de la "cena de inversionistas" , Raúl
fetera de Elvira, que estaba sobre una pequeña credenza. La cafetera se tambaleó y cayó al suelo, e
abel, como si la hubieran at
una frialdad increíble. La torpeza había sido ta
entró en la oficina, atra
aquí? ¡Isa!
pleto a Elvira. Vio la mancha de café
asa? ¿Estás tan celosa que
o miró,
crees que
sas en los ojos-. Solo le pregunté si necesitaba ay
su rostro deformado por la
arácter difícil, pero esto... esto es inaceptable. Recoge tus cosas. A
o a crear desde cero, de las noches en vela trabajando en propuestas, de los sacrificios
brazo, con una fu
e aquí! ¡
ta. La humillación era total. La es
o inesperado. Debajo de la rabia y la humillación, sintió una extraña ligereza. Una liberación. Ya no tenía que fingir. Ya no t
Elvira ya no los veía. Su mente estaba en otro lugar. Estaba pensando en la llamada a la agencia inmobilia
ía idea de que, en realidad, acababa de desata
ó en los labios de Elvira mientras los
surró para sí misma, con una convicci