espaldas, sin hijos, sin estabilidad, sin confianza en el mañana. En otro tiempo creyó que la escritura lo mantendría, que las novel
nunca llegó, y había que ganarse la vida de algún mo
r Benjamín Iósifovich. El anciano, si mal no recordaba, era un buen tipo, aunque tenía esa mirada entrecerrada y fría que delataba a
sito d
- Justo formo parte del comité de entrevistas.
lidad resultó más compleja. La influencia
cercaba sin aviso. Cada palabra, cada frase era analizada con lupa, puesta bajo la luz y vuelta del revés. Sus publicaciones eran despedazadas como por aves rapaces, buscando la menor debilidad, la menor imprecisión o inferencia dudosa que pudiera ser motivo dehacía pensar: tal vez no todo estaba perdido. Siempre había soñado con escribir una novela - una de verdad, intensa, que desgarrara el corazón. - Pero de momento tenía que conformarse con impartir
daba en esta ciudad un poco más... ¿quién sabe? Ta
*
habían invitado más por cortesía que por un verdadero deseo de tenerlo entre los invitados,
mo de cigarrillos, perfumes, conversaciones demasiado altas. La fiesta se organizó en honor a algún escritor de paso, cuyas obras eran t
eza, en la otra - algo más complicado, de un color a lima mohosa. Su cabello canoso estaba erizado, las g
onca y profunda, - ¿todavía no ha
ó de inmediato a
¿Q
n trago a su vaso. - Las veteranas ya se han calmado,
as extrañas - hace diez años había llegado de Italia, y ahora hablab
spondió A
esafiantes, sus aromas que llegaban flotando cuando aparecían en su despacho para las tutorías. Era u
o adolescentes
tan fuerte que la espuma de
lidad por los profesores. - Sacudió su melena canosa con una sonrisa burlona y añadió: - En fin, Artem,
o solo los apellidos y los títulos. Las horas pasaban con una lentitud insoportable, el aire en la sala era viciado, y la espalda le dolía por la incomodidad de la silla. Estiró la mano hacia su taza de café, que hacía mucho tiem
ocupado?
eran sido escritos por la misma mano, siguiendo el mismo patrón. Sus ojos pasaban sin interés por las líneas, con la esperanza de tropezarse con al menos un destello de originalidad, p
n. Tengo algo
echa - como la de alguien a punto de hacer un truco de magia
grande que el suyo, abarrotado de estanterías, con un olor a páginas antiguas, café, y algo más - algo sutilmente metálico. En el centro de la sala había una e
dijo, haciéndole u
abía qué iba a ver, pero algo dentro de él le decía que no debía sorpr
de las estudiantes. Su rostro estaba pegado a su entrepierna, mientras el rosado miembro de
como el mármol. En la fosa nasal izquierda brillaba un diminuto aro de oro, y sus orejas, como una obra de arte, estaban adornadas con media docena de aros plateados. Su cabello, cuidadosamen
illaba un interés extraño, casi depredador. Se recostó en el sillón, saborean
tém no se movió; su voz era firme y serena, a
rida? - Sus dedos se deslizaron suavemente por s
ible, sin soltar la polla de su boca, mient
l con una sonrisa autosatisfecha. - Gatita, te
ne de Benjamín, la chica gi
tiene pinta de ser el tip
n shock, cariño, dale una o
e dijo ell
espondió el hombre,
e acostumbrarás a nuestras reglas en la universida
do con revisar trabajos aburridos, el porno en vivo era algo totalmente
iguiente - int
es un día perfecto!
amada, amigo? -
adamente buena en lo que hace! - Joder, con una mamada, ella puede sacarte de la tumba rancia d