campo con una vida sencilla y un corazón lleno de sueños, caminaba con una cesta de mimbre hacia el lugar donde su pare
rante la cena, las largas caminatas al atardecer y los planes de futuro que par
ber toda la luz del sol. Cuando sus ojos se encontraron, Valentina sintió como si el tiempo se detuviera. Había
só. Pero esa sensación desconocida persistía, como un susurro en su mente que la invitaba a ex
o tanto? ¿Por qué sentía esa chispa de emoción al pensar en él? Se forzó a concentrarse en la conversación
forzadamente, intentando ocultar el torbellino de emociones dentro de e
una sombra entre ellos: un secreto que no podía compartir ni siquiera con su pareja. Cada ve
on las de Valentina brevemente, como si el destino hubiera decidido jugarles una broma. Ella si
a más fuerte de lo que había imaginado. Sin embargo, luchaba contra esos sentimientos c
ntas sin respuesta, supo que aquel encuentro había cambiado algo dentro de ella. La
gar, se dio cuenta de que el ambiente era diferente. Tomás estaba trabajando solo, y la ausencia de Alejandro se hacía palpable. Una punzada de decepción atravesó su corazón al no ver ese rostro familiar que había despertado en ella sensaciones tan intensas. Tomás notó su confusión y le explicó que Alejandro ya no estaba allí. "Se enlistó en el servicio militar", dijo con una mezcla de orgullo y tristeza. Valentina sintió cómo su corazón se encogía al escuchar esas palabras. Un vacío se apoderó de ella; la noticia le golpeó como un rayo. "No sabía...", murmuró ella, intentando ocultar la tormenta emocional que se desataba dentro de su pecho. A pesar de sus esfuerzos por mantener la calma, sentía cómo los recuerdos del joven volvían a inundar su mente: sus ojos cautivadores, esa chispa instantánea entre ellos y la conexión que parecía trascender lo todo. Valentina sonrió forzadamente mientras Tomás hablaba sobre los planes futuros del joven, pero cada palabra resonaba como un eco vacío e