o real de lo irreal
el C
fin
ono había sonado durante toda la madrugada, mensajes tras mensajes;
erado por ella. Sus dieciochos, su mayoría de edad; su pos
ajes. No eran tantas las personas que se habían recordado de ella. Era
re estuvieron juntas en la escuela, en el liceo. Pero desde hacía dos m
r el contrario, aún no había escogido lo que estudiaría. No porque no supiera lo que quería estudiar, sino porqu
Secó sus ojos. Colocó el te
e arreglaba el suéter y
e abrió, er
decir, que baje un momento.
che, y
el tema con su padre, pero
u padre, se volteó para recibirla con
a, ya eres m
ante la demostración de afecto que s
obsequio que te tengo!
omó por la mano y la c
puedes a
regalo de su padre. Un porche rojo 911 modelo G
a su padre, colgá
el mejor regalo del mundo–
s un regalo muy costoso. Pero lo merece
erior para ella, sacrificar sus sueños para complacer a su padre. Aún así, disimuló
do pr
uesto mi
el motor. Ella estaba extasiada en aquel asiento de cuero neg
casa. Su padre le hizo señas de que bajara
y fue hasta donde
ás que quier
queta de capitán de la
bre
a una tarjeta platinum de c
es durante tus est
se callada y tubo que d
dezco todo esto! Pero no
rquitectura mi prin
entendido. Mi sueño
tándola con fuerza por
e tornó frío y agresivo. –¡Quiero ser baila
u padre y sus palabras que h
a prostituta
ientras las lágrimas se
dio!– dijo lanzando
subió al auto y e
Lucía,
ba cansada de hacer siempre lo que él deseaba que ella hiciera. Durante unos minutos con
sta, no sabía que rumbo seguir, sólo sabía que no regresaría a aquella casa,
aber estado en un cementerio. Sólo sabía que desde ese momento, su padre se enc
ligiosas muy rígidas y conservadoras. Era como si su padre quisiera mantenerla
ntraba. Desde que salió, Antonio, ya tenía planificada su vida. Durante unos meses recibió clases d
la lo amaba, no seguiría siendo una marioneta. A medida que
ó un gran lago y una lujosa casa frente a él. Le pareció tan hermoso e
ión algo antigua. De pronto sintió un escalofrío por todo el cuerpo. Aceleró y apocos metros tuvo
realmente grande tendría un diámetro de por lo
podría encontrar ayuda para salir de allí o
na. Se dirigió hacia allá. Estaba sedienta y tenía algo de hambre. Los
–dijo uno de ellos, mie
mativo, tendría algunos treinta años, sus ojos eran de un profundo azul y su mirada aguileña, medía casi dos metros, ella que era alta, apenas alcanzaba lleg
abrió paso y entró al lugar. Caminó hasta el most
vor me da un café y
e máquina, tomó un paquete de papas
su sudadera y apenas pudo encontrar alg
ma este lugar? – preguntó a la
jer de algunos cincuenta años que li
infi