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Historia

Capítulo 3 Capitulo 3

Palabras:1158    |    Actualizado en: 15/10/2024

ores y faroles, se extendía en una perfecta alfombra verde. Emma se encontraba frente al espejo de su habitación, ajustando el elegante vestido negro que Sophie le habí

sabía, y esa noche sería crucial para mantener las apariencias. Alexander había sido muy claro al respecto. Los medios estarían presentes, los empres

-se dijo a sí misma mientras se

ionar más, un suave golpe en la p

somó la cabeza-. El señor Black

ander, sintiendo el eco de sus tacones resonar en el mármol. La mansión se veía aún más intimidante bajo las

parecía innato en él. Sin embargo, esa noche, algo en su mirada parecía diferente. No era la habitual frialdad que Emma hab

ba de arriba abajo. Su tono no transmitía afecto, sino más bien una evaluación obj

sintiendo una mezcla de

o tomó, notando lo cálida que era su pi

da-. Esta noche, todo es actuación. Nadie debe sospechar nada. Sonr

do las puertas se abrieron, fueron recibidos por una explosión de luces y cámaras. Decenas de periodistas y fotógr

porteros-. ¿Podemos tener una foto?

e, mantenía una expresión tranquila, como si hubiera hecho esto cientos de veces antes. A su lado,

sa. Su control sobre la situación era absoluto, y Emma no podía evitar admirar la manera en que manejaba cada interacción. Era claro qu

llenaba el aire, y los invitados, vestidos con trajes de gala, se movían entre las mesas adornadas con flores y candelab

lo canoso y ojos agudos, estrechando la mano de Alex

ll -dijo Alexander, pronunciando su nuevo apellido con

Todavía no se acostumbraba a la idea, ni a todo lo que implicaba. Pero sonrió educadament

mujeres que hablaban de inversiones multimillonarias, adquisiciones de empresas y planes de expansión global. Aunque Alexander se mantenía cerca de e

ba, cada sonrisa que ofrecía, estaba perfectamente medida para obtener lo que quería. Incluso las interacciones con ella

ander en un momento, mientras tomab

ugar -admitió Emma,

respondió él, su tono neutral-. S

ve momento de apoyo, aunque fuera t

abía trazado. Sin embargo, a medida que la noche avanzaba, Emma no podía evitar sentirse cada vez más pequeña en

rse, Alexander volvió a tomar su brazo, esta vez con una leve

ijo mientras salían al vest

que la envolvía. Sí, había cumplido con su parte del trato, pero algo en su interior le

te, Emma se dio cuenta de que el verdadero desafío no sería mantener las apariencias ante el mundo

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