n cuanto llegamos a la entrada, me deseó buena suerte y me depositó un beso en la parte supe
fombra estaba justo delante de las sillas, aunque era grande, el edificio de la escuela estaba todo acabado, lo que lo convertía en un buen escenario para una película de terror. Detrás del mostrador se encont
ompió por fin el incómodo silenc
é puedo
-dije, por lo que sabía
ía de mí, me estaba esperando. Entonces
rprendiéndome. No la recordaba - Aquí tienes tu horario y un plano del colegio
a la izquierda, pero el mapa no indicaba cual, ya que había tres pasillos después de las primeras habitaciones. Y
preguntó un chico de o
frustrada, en teoría parecía muy fácil,
pasillo. Por cierto, me llamo Nat
ter", respondí
en el pueblo lo sabe.
lo era bastante pequeño y probablemente todos habían cre
a que en ese momento, toda la atención estaba puesta en mí. Me limité a presentarme al profesor Billy y me dirigí a
no sabía cuándo llegaría ese día. Cuando sonó la campana, el sonido sacudió mis oídos y me los taponé rápidamen
tó una chica de profundos
Respondí a su pregu
regreso y de lo mucho que sufrió tu padre
e insistía en ello, lo mismo pasó en Lisboa, la pequeña pelirro
a este fin del mundo? - pregun
rsonales. -
me llamo Kalina
llamo
é había vuelto a la ciudad después de años, diciendo mi nombre y enterándome por otros del sufrimiento de mi padre. Tartamudeé, me r
omo la suya. Davy Williams. Y por fin sonó el timbre, señalando el final de las clases, y me moría de ganas de llegar a c
l, ¿verdad? - me preg
a -dije, mirando hacia la puerta y observando a los jóvenes que p
no hay vacantes en los colegios cercanos, vienen aquí. - Me exp
ir? - Le llamé para
ientras atravesábamos el pasillo. En cuanto llegamos al mostrador de recepción, l
ego, mamá.
o-. ¿Y qué tal tu primer día de colegio, car
da de lo posible -
es sólo cuestión de tiempo.
ento helado golpeaba mi piel provocándome escalofríos y Nathan se dio cuenta,
as a te
s por mí, puedo
ir frío con una temperatura que alcanzaba los 15 grados. Para mi alegría y alivio, llegamos a mi casa en
ñaló Natan en cuanto llegamos a
aquí tienes tu sudadera -me
dijo, dirigiéndose hacia la cal