img La Malquerida  /  Capítulo 4 Muchos problemas | 14.81%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 Muchos problemas

Palabras:1224    |    Actualizado en: 11/03/2024

itar buscar entre sus cosas, como si encontrara en sus pertenencias algún consuelo. Reviví memorias, acariciando sus prendas, su perfume... hasta que mis manos dieron con un vestido. Era horrible, con plumas negras e

cabeza con mi «maravilloso» atuendo negro, que era cualquier cosa menos adecuado para una boda. Mis ojeras, que no inte

detuvo frente a mi casa, y el chofer baj

señor Díaz la espera

aciendo acopio de t

utos-dije con una leve sonrisa desafiante, y el chofer, al ob

puerta, puse un pie en la calle... y justo en es

lamé con frustración, mirando al suelo

e me ocurri

ndo rápidamente-, necesito que me pr

édulo, dudando

orita?-preguntó co

to, y me estoy casando con s

sus zapatos, que me quedaban enormes, y me los puse de inmediato. Ahora, con aquel espantoso vestido, las

erar. Algunos cuchicheaban y me miraban con una mezcla de asombro y burla, pero

ión. Sus ojos se abrieron con incredulidad y su cara palideció al ver m

¿de dónde has sacado esos zapatos? ¡Te quedan al men

respondí con sarcasmo-. Y los zapatos... bueno, los

es una total falta de respeto-espetó, susurrando par

ía comenzado a arrepentirme un poco, alg

lo que tengo, y no voy a fingir ser alguien que no

zando, Amelía-rep

os de una vez-sentencié,

en serio. La ceremonia fue breve, pero cuando el juez dijo «puede besar a la novia», Daniel y yo nos miramos con incomodidad. Él se inclinó, y antes de poder evitarlo, su

e no perdieron detalle, comenzaron a disparar sus flashes, tomando fotos de aquel desastroso atuendo j

ajar del coche y, antes de irse, me s

spero que tomes el día para arreglarte, ir al salón de belleza y comprar ropa adecuada. Nada de esas cosas de rebaja; ahora eres mi esposa y tienes que vestir acorde a ese papel. El lunes firmaremos el contrato con

nté una cej

eras. No tengo intención de robarte

mudarte. Buenas tardes, Amelía-me d

l chofer. Corrí hasta el vehículo y se los devolví con una son

, señora Díaz-me dijo el c

aniel se giró ha

rapo»-dijo, señalando mi vestido,

ero algo me hizo detenerme en la habitación de mi madre

fuerzas, llorando, sintiendo que el vacío en mi pecho se hacía más profundo. Apenas llevábamos unos días separadas, y yo ya no sabía c

mi habitación, agotada. La carta segu

uir adelante. Cuentas conmigo en cada estrella del cielo, y siempre estaré contigo, guiándote. En el armario, detrás de mis vestidos, hay una p

dormí abrazada a la carta, sintiendo su cal

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY