corriendo de su oficina, intentando no escuchar sus últimas palabras, que parecían un eco interminable en mi cabeza. Tomé mi cartera, sin necesidad de recoger nada, pues nunca llevé ni una foto.
í caminar bajo la lluvia; después de todo, no estaba tan lejos de casa, y el agua podría llevarse un poco de mi frustración. Aunque nunca f
a veces parecía diseñado solo para favorecer a unos pocos, aquellos que, como Daniel Díaz, tenían el poder de pisotear a cualquiera sin consecuencias. En esta sociedad, parecían tener valor solo las
Mi madre estaba tirada en el suelo de la cocina. El miedo y la desesper
ndo cómo mi corazón se rompía con cada palabra. Mi herm
preguntó entre sollozos
en mí quería colapsar. Mi hermana, en medio de s
ergencias. Pero debes tranquiliz
noche -me dijo, su voz ap
mamá. Mi vecina, quien sabía de nuestra situación, se quedó con mi hermana mientras yo s
doctor Horacio, me estaba esperando. Con sol
, lamento decirte esto, pero tu madre está en su
de mamá había empeorado, pero nunca estaría preparada para est
cancelen los pagos pendientes. Incluso el
speración de haber perdido mi empleo justo esa mañana. Horacio me miró, comprensivo, y se
pensar que él sería la única salida para
imer timbrazo, con su voz fría y burlo
é a llorar. La impotencia, el m
y su voz sonó menos dura-.
s-. Pero quiero que vengas a la clínica y pague
lado de la línea, y luego, con un
ntrato ahora. Espérame ahí
todo lo que estaba viviendo que apenas podía pensar. No sé cuánto tiempo pasó hasta que sentí
anta cálida. Me di cuenta de que había dormid
te dorm
a pasado? -pregun
cuentas de la clínica y la hipoteca de tu casa por el momen
ura-. Te pagaré hasta el últim
o, directo-. Mi abuelo quiere entregarme el control de sus empresas, pero solo c
sa, y le respo
ras dure nuestro matrimonio, ni rumores que me perjudiquen. Y quiero
rialdad, pero su boca for
pagaré un salario cuatro veces mayor al que ganabas. Pero insisto, no q
o aún más. Aún así, sabía
ntener la calma-. Pero recuerda que,