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- La curiosidad mató al gato, cazadora. - Pero murió sabiendo, Demonio. En un mundo donde lo sobrenatural es real, y donde la muerte persigue a Nisha, es mejor esconderse lo mejor que se pueda.
Sus pensamientos viajaban en torno a cómo aquellos asquerosos demonios se movían, en ese momento Nisha no era más que una bella mujer que se encontraba ahogando sus penas en el alcohol. Una presa fácil para los demonios que se encontraban en el bar buscando alguna persona de la cual alimentarse.
Lo que ellos no sabían era que el mismísimo infierno estaba por desatarse, pues su error fue intentar coquetear le, porque a decir verdad Nisha si había ido al bar para aparentar lo que no es frente a sus amigos. Ahora por un minúsculo error tenían a la mujer más peligrosa del mundo tras ellos, y la llevaban directamente hacia donde Nisha creía, disfrutaría. Sus amigos le dijeron que se divirtiera, y ella lo haría... A su modo.
Nisha se levantó del asiento cuando los tres demonios salieron de un lujoso bar, cada uno con una hermosa mujer a su lado, que iban pasadas de copas, y que no tenían ni idea a lo que se enfrentaban. Los siguió calle tras calle, fingiendo ser una persona que coincidencialmente iba por el mismo camino que ellos.
La furia se vio reflejada en el rostro de Nisha cuando los vio detenerse frente a lujosos carros. No pudo evitar esbozar una sonrisa cuando pasó por el lado de ellos, los demonios y su estúpida obsesión por los lujos. No sabían mantener un bajo perfil así que no era muy difícil seguirles la pista, ellos mismos tendían a revelar sus guaridas infestado de una de las tantas criaturas que Nisha odiaba.
Nisha con una sonrisa torcida en su rostro, se perdió por la siguiente calle girando hacia la izquierda. Manteniendo la tranquilidad que le caracterizaba, y sabiendo que era hora de trabajar. Su mente solo repasaba dos cosas; como los mataría y las placas de los autos.
♪
Y ahí estaba Nisha, cuatro días después, a la vista de todos, en medio de la noche, pero ya sin temor a que la vieran, vino a pelear no a esconderse. Quién diría que los demonios se escondían a la vista de todas las personas. Bajo sus propias narices.
No le gustaba donde estaba, Nisha odia los pueblos, estos lugares para la peliblanca, no grita más que problemas, y cada vez que visitaba un pueblo era un comprobante de que no se equivocaba. Ente pueblo al parecer no era la excepción, pues podía sentir a cada demonio que pasaba por ahí, escondiéndose entre los humanos.
Camino con tranquilidad por las calles del pueblo, las personas la miraban con curiosidad, pues llevaba una hermosa caperuza negra que llegaba hasta sus rodillas. La caperuza era su marca, no era muy difícil de deducir la razón del porqué. Debajo de la hermosa prenda con detalles blancos y dorados, habían todo tipo de armas con las que fácilmente se podría deshacer de los demonios que habitaban en el pueblo.
La tétrica sonrisa que se formó en sus labios no hizo más que helar la piel del demonio frente a ella. No era más que un adolescente, pero cualquiera del mundo sobrenatural la reconocería, era toda una leyenda convertida en un monstruo.
Cuando intentó huir, no pudo hacerlo, sus nervios eran mayores a su valentía para ir avisar a los demonios mayores, el joven veía desde el suelo, a Nisha, su mayor temor, su pesadilla, el miedo era palpable en su rostro. Nisha no pudo evitar soltar una carcajada.
Con cada paso que daba, el joven demonio retrocedía a duras penas. Los pensamientos de Nisha, eran solo de que tan patético se veía. Podría matarla si se lo propusiera, pero el miedo lo detenía.
Nisha no era tan fuerte como todos pensaban, o bueno tal vez si, pero lo que más le ayudaba a ganar era la reputación que había formado, hacía que sus "víctimas" le temiera, y el miedo no los dejaba reaccionar.
Le estiró su mano al joven. Acción que confundió al chico.
- ¿Q-qué haces? - El miedo y los nervios controlaban la mayor parte del cuerpo del chico.
Nisha rodó sus ojos. Se agachó y tomó ambas manos del joven demonio para ayudarlo a levantarse. - No soy estúpida.
Sus palabras dejaron más atónito a joven que no retiraba la vista de la hermosa mujer que había frente a él. Desde que se había corrido el rumor de que quedaba un último cazador, que era una mujer y que estaba sembrando el miedo entre las distintas especies, en su cabeza la imagino como si fuera un monstruo. Era todo lo contrario, frente a él había una hermosa mujer de cabellera blanca, con una nariz respingada, unos hermosos ojos negros, labios rojos con un perfecto arco de Cupido.
No la podía detallar mejor pues la oscuridad no le ayudaba, y su cuerpo estaba estaba cubierto por una hermosa prenda que no dejaba detallar.
Nisha no pudo evitar sonreír, se imaginaba sus pensamientos, ella mejor que nadie sabía que rumores corrían sobre ella, nadie estaba enterado de tal belleza.
- Eres un demonio mayor, - Dijo, la peliblanca tan segura que hizo que los demás seres sobrenaturales que se escondían para atacar se le helara cada parte de su cuerpo - No es muy difícil saberlo. Todo tu grita poder y peligro, no es necesario que te escondas detrás de la fachada de un indefenso demonio adolescente. - Su voz no disimulaba lo mucho que le divertía la escena. - También se que hay más como tú, pero de distintas especies escondidos.
Todos estaban desconcertados antes las palabras de aquella mujer. Habían sido demasiado cautelosos, tenían ayuda de las brujas, y utilizaban todo lo que les beneficiaba a cada especie para acabar con ella. Todo se fue a la mierda en tan solo unos segundos.
- ¿Cómo lo supiste? - Dijo, el mismo hombre, aún si cambiar de forma.
- Sabía a lo que me atenía cuando seguí a aquellos demonios del bar. No era muy difícil saber que estaban tendiendo una trampa para mí. - Los seres empezaron a salir de su escondite. A aquel hombre y a ella la rodeaban alrededor de cien seres, todos listos para volverla su cena. - Sabía de esto hace mucho tiempo, también sabía de qué habían perros siguiéndome, identificando mi hedor. - Los lobos gruñeron, por el apodo de la chica hacia esa especie.
Nisha se giró para observar a los lobos con una sonrisa burlona, lo que hizo que esta especie mostrara sus filosos colmillos.
- Eres muy inteligente, lo que no logro entender es ¿porque meterte a la boca del lobo? - Nisha se giró con rapidez al escuchar una gruesa voz hablar, y no pudo evitar sorprenderse al ver al que era un débil adolescente, en un fuerte hombre.
- Conozco mi futuro, lo vi hasta cierto punto, - Todos la miraron confundida, - la bruja no me quiso mostrar que pasaba después de que llegaba aquí. Solo me dio una bella advertencia.
Aquel hombre formidable, enfundado en un traje negro no pudo evitar sonreir de una dos macabra.
- Así que estás aquí solo... ¿Por qué quieres saber qué pasa después de esto?
- Din Din Din, respuesta correcta.
- La curiosidad mató al gato, Cazadora.
- Pero murió sabiendo, Demonio.
El silencio se hizo presente en el lugar, el viento silbaba, las ramas de los robles de alrededor de la calle se movían con fuerza. Los seres sobrenaturales estaban a la defensiva.
-Ya me aburrí - Dijo Nisha dando dos pasos hacia donde se encontraba el sexy demonio, o eso pensaba la mujer.
Aquel demonio asintió ante sus palabras pero no se movió del lugar mientras la Nisha quitaba su caperuza dejando ver todas su armas. Pero al demonio era lo que menos le importaba pues, estaba concentrada en la belleza y además rudeza de esta mujer.
- ¿Jugamos? - La sonrisa socarrona de la mujer no hizo más que sonreír al Demonio.
Sus pensamientos eran variados, hasta se concentró en uno. Su hermano, o cualquier otro de la realeza de cada especie no hubiera aguantado la insolencia de aquella mujer, esto ya sería un campo de batalla si él no hubiera convencido a su hermano de que era capaz.
- Claro que sí.
Nisha sacó dos pequeños tubos, que se desplegaron mostrando que funcionaba no solo con energía sino que también con magia. Algo que no pasó por desapercibido al demonio antes de empezar la luchar, solo ellos dos, los demás intervendrán cuando fuera necesario.
♪
Suspiré, esa niña estaba loca, pero no podía intervenir, fue su desición, es su destino. Deje de observar, la batalla comenzaba y ella estaba lista para morir si era necesario.
Si hubiera sabido que saber el ver su futuro y dejarlo en un punto medio, iniciaría una pelea solo por curiosidad, le hubiera dejado ver hasta el final.
Pero ya no importa, ya no le debo nada a la cazadora y es lo más gratificante para mí como bruja, saber que nunca me mataría.
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