vez no me si
me siento débi
me siento dema
solo aplauso m
ner al margen mis emociones, mi corazón se va a salir del pecho por la rapidez de sus palpitaciones. Es una
ando toda mi valentía y curiosidad, y me giró para observar a la persona que fue la causante de que mi
al principio y que me observaban con el mayor odio posible. Es como si la habita
ca? Lo má
una ilusión, o solo es mi mente jugando en mi contra? Tal vez mi desgaste em
ro ent
inar con lentitud. Las cadenas ya no están, y al acercarme a una de las sillas de los trono puedo ver
viví los pasados tres m
ilus
e me explique qué es lo que pasa. La única respuesta que obtengo, nada.
r mi nariz. Doy varios pasos al frente, hacia donde se suponía que yo estaba an
e no debería
e no deseaba
acer que recuerde aquella n
nte y lo recojo. ¿Cómo
suelte el collar dorado que se desliza por mis dedos, c
legar, su aura se encuentra bloqueada, no puedo sen
al ver a la pers
es
men
maldit
ro que todo desaparezca, que esta mierda de pesadilla termine. Rascó
, - mi bebé. - Aquella mujer de cabello negro da un paso al frente
n mi voz temblorosa, desean
cabe, quiero term
soy y
hice, no sabía que quería lograr con aquel acto. Tal vez solo deseaba que todo de
s ojos
do dejar que esto me afecte, no es nada, está mu
erte decidió no llevarte. N
Ni
a para interrumpirla. - Estás m
fantasma de
n mi pasado, borrando toda muestra de lo que a
sobresaltara. - Soy tu madre y
tanto. Ahora te gustaría explicarme qué mierda pa
nervios mientras muerde su labio infer
ue me dejó confund
n murmullo. - Eso es ca
edarías sola, eres mi hija, mi niña. No me importó bajar la cabeza y arrodillarme ante los nuevos reyes de lo sobrenatural.
s a mis costados, - porque si yo hubiera sido
adamente cuando lo estás, que a veces llegas a lastimarte y a sacar sangre. - Trago saliva y con ello su orgullo para decir las s
e al menos hubiera muerto con dignidad, los cazadores más que ser una organización que mantenía un equilibrio entre el mundo sob
cua
de la base. - Mamá me estiró una daga que había anhelado desde que era una niña y
quedar frente a frente con la mujer que me dio la vida
aquella daga que me ha entregado m
ngo y lo afilado de la hoja. No pude evitar sonre
de la mujer que ha dado la vida por mí. - Es la daga de pa
ltima vez la daga, antes de ent
lor negro me miraron
blé entre dientes mientras enterraba más la daga y la retorcí
ebé? - Dijo con tanta di
ió cuando la
te el cuerpo cayó al suelo, dejando ver el charco
odía. Por un momento mi cuerpo había sentido tanta energía, me sentía
te a mi. Un hombre vestido completamente de negro, en un fi
rastró su voz con una frialdad aterradora, que
- Dije con esfuerzos, no sabía de dónde hab
nergía como si hubieran a
ue tragara saliva ruidosamente. En mi panorama aparecieron los zapatos de aquel homb
mi cabeza se hizo presente. Tan agudo y doloros
le me encontraba de pié
ún así finges ser fuerte, dime ¿Así log
dente aún para mí. Sus ojos negros eran lo más llamativo de aquel hombre, son tan oscuros y fríos que podría perderme en ellos. Su cabello era levemente largo, pero
edor cayendo al suelo me hici
rodeaba mi cuello tomando el lugar
on cinis
se hacía más fuerte. Las uñas de aquel hombre crecieron con dema
punto en el que no seamos iguales. Ap
jaste muchos puntos en blanco al
esliza por mi cuello dejand
sa. - Eso significa tu nombre ¿No es cierto? Por eso le
o frente a mí supiera el significado de mis palabras. Un silenc
er, fuego
engaño en
la m
mal en la vida, pero po
cl
í, a tan solo unos cuantos centímetros de di
desboco ante
roso que había llegado a sentir en algún momento, el po
abía posicionado frente a mi, que no retiraba su vista de mi rostro. Y q
amente, dejándome observar como las u
cuatro tronos y sentarse. Cuatro hombres con gran impon
zón del porque solo estamos nosotros cuatro en un habitación, sin guardias, ni público y con
n si tuvieras toda la ayuda del mund
erdo - Los cuatro hombres me miraron con confusión
z que te veo. - Sus uñas golpearon
que llamó la atención del demonio. - Kanan, eres estupido
erd
ón. - sonreí levemente al ver que logré dar en su punto débil - Tu herman
l ver la furia en su rostro. Los otros tres hombres se pusieron de pie, al ver el
monio me tomó por el cuello y me ahorcó. Con el golpe me quedé sin ai
mato, de una forma dolorosa y lenta. -
ada. Mi vista se empezó a nublar
ando!. - Fue lo último que esc