/0/17756/coverbig.jpg?v=8add65e6adff5868f9343d171aba734c)
La noche de bodas de Ximena se suponía que sería el comienzo de una vida de ensueño con Ricardo, el hombre que creía amar. Pero en lugar de calidez y romance, la suite presidencial se llenó del frío desprecio de su flamante esposo, quien la ignoró para dormir en otra habitación. A la mañana siguiente, la humillación se transformó en un infierno al escuchar a Ricardo burlarse de ella y de su "ridículo camisón" con su secretaria, Carolina, añadiendo la cruel estocada de que Ximena "no era su tipo" y que deseaba un hijo que ella, supuestamente, no podía darle debido a la "infertilidad". El dolor de la traición y la mentira era insoportable, ¿cómo pudo ser tan ciega? ¿Cómo este hombre, al que entregó su corazón, podía ser tan monstruosamente cruel? Con el corazón destrozado, pero una rabia hirviendo en sus venas, Ximena tomó una decisión drástica: se divorciaría, y esta vez, nada la detendría de construir su propia vida, lejos de la sombra de Ricardo.