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Mi nombre es Elena, y mi infancia fue un infierno en mi propia casa. Mi madre, Carmen, me odiaba; sus miradas de hielo y golpes eran mi pan de cada día. Mientras mis hermanas, Sofía y Camila, disfrutaban de su amor, yo dormía en el cuarto de lavado y vestía sus sobras. Nadie entendía por qué, ni siquiera yo, así que en secreto hice una prueba de ADN: sí, era su hija biológica. Intenté buscar ayuda en mis abuelos, tíos y hasta mi novio Diego. Pero cada vez que mi madre les mostraba un video en su celular, sus rostros cambiaban de la compasión al asco, y todos me pedían que muriera. Mi propio padre, Ricardo, al principio prometió protegerme, pero luego de ver el video, permitió que mi madre me golpeara sin piedad. ¿Qué podía haber en ese maldito video para que todos me odiaran de esa manera? Una noche, antes de huir para siempre, encontré el celular de mi madre desbloqueado con el video. Temblorosa, presioné "play". Lo que vi me heló la sangre: mi padre Ricardo, usando a mis hermanas en rituales depravados y vendiendo jóvenes. De repente, lo entendí todo: el odio de mi madre, la crueldad de mi padre, el silencio de mis hermanas. No me estaban maltratando por odio, sino para salvarme de un destino mucho peor. Ahora, con la terrible verdad revelada, ya no hay vuelta atrás; la hora de la justicia ha llegado para mi padre.