. Un vecino, alarmado por los gritos de la noche
erta. Yo abrí. Al ver mi cara hinchada y los moretone
o que me había caído por las escalera
a la estación para aclarar unas cosas
ico al mismo tiempo. Sofía y Camila me miraban desde el umbral de su cuarto con una frialdad que me dolía más qu
Lo había llamado en la madrugada, contán
a la casa y me a
dita sea! ¡Te juro que tu mamá no
a en el mundo que me hacía sentir normal, querida. Su indignación era genui
revisando mis heridas, cu
rentemente, sin una denuncia formal m
sible de siempre. Vio a Diego abrazándome y una chis
u noviecito," dijo, sin
ie, interponiéndos
a tocar, el que la va a denunciar soy yo,"
te, como un ritual que ya conoc
zón se
!",
to y le extendió e
ienes que ver esto. Tienes que saber qué cl
hagas!", le supliqué, agarrando su br
Sabía lo que venía. Ya había visto es
confusión. Luego miró a mi madre
partió el alma. "Tengo que saber qué es. Sea lo que se
as lágrimas nublando mi vista. "¡Va
eo de entenderme, de tener todas las piezas del rompec
me ve
ar de la mano
na sonrisa tri
la vista a
, sus ojos se abrieron desmesuradamente. Su boca se entreabrió ligeramen
enía el teléfono
ta de la panta
abía
desaparecido. En su lugar había un extraño con la misma mirada que
ejándose de mí como si
susurró, l
se había hecho ceniz