/0/12569/coverbig.jpg?v=93627e14571a9bcf035ad5b96abb4388)
súper nerviosa. - ¿Ese es el número de Dominic? Debería serlo, considerando que él mismo lo guardó en la agenda de mi teléfono. - Es si. Esta es su esposa. ¿Quien esta hablando? - ¡¿Esposa?! - Cambié mi voz, casi gritando, debido al susto. ¡Esto es una pesadilla, tiene que serlo! - Si querida. ¡Esposa! - Su tono arrogante hizo que se me llenaran los ojos de lágrimas al instante. - ¿En qué mundo vives? ¿No sabes que está casado? - ¿Layla? - Escuché la voz masculina de fondo y la reconocí de inmediato. Realmente era Dominic. - ¿Por qué contestaste mi teléfono? ¿Quien es? ¡Dame esto aquí mismo! Parecía enojado. Típico de un hombre que tiene algo que ocultar e intenta darle la vuelta a la situación, intimidando, cuando la mujer empieza a sospechar. - Lo siento señora - mi voz salió en un débil susurro. Derrotado. - ¡Llamé al número equivocado! ¿Casado? - ¡Travieso, perro, descarado! - Tiré el celular sobre la cama, maldita sea. El llanto llegó con fuerza mientras me echaba hacia atrás, enterrando mi cabeza en la almohada. Toda mi frustración se convirtió en ira por haber caído en la pequeña charla de un hombre guapo y seductor. - ¿Él es casado? - Laura me abrazó mientras yo rompía a llorar, pensando en cómo mi vida había dado un vuelco desde que llegué a casa de aquellas vacaciones. - Sí... - ¿Cómo pude ser tan ingenuo para creerle? - ¿Está seguro? - Escuché su voz, hablando con ella. - Me senté en la cama, pasándome las manos por el rostro para secarme las lágrimas. - Preguntó quién era el teléfono. Laura se acomodó en la cama y comenzó a pasar sus manos por mi cabello, peinándolo con sus propios dedos. Ciertamente estaba hecho un desastre desde que recibí mi respuesta. Fue ese mismo día, durante mi descanso laboral, mi pausa para almorzar. Regresé a casa para encontrarme con ella y poder abrir el examen juntos. Cuando vi el resultado positivo, casi me desmayo. Desesperado. Indefenso. ¿Qué voy a hacer con mi vida ahora? - ¿Porque colgaste? - Laura estaba tan cabreada como yo. - ¡Debería decirle a su esposa que su marido es un sinvergüenza! - ¡No puedo! - Negué con la cabeza, en una frenética negación. - Claro que puede. -Se indignó. - ¡Debería! - ¿Para qué, Laura? - Exploté, levantándome y comenzando a pasear por la habitación, inquieta y asustada. - ¿Haciendo el papel de amante? ¿La otra? ¿El trabajito que se acostaba con un hombre casado? - ¡La mujer que fue engañada por un hombre casado! - Se levantó para hacerme detener, sujetándome por los hombros y mirándome seriamente. - ¡Y efectivamente está embarazada de este hombre casado! -No, Laura. Preferiría que me juzgaran por tener un bebé sin padre que por destrozar hogares. ¡Mi hijo no será un bastardo! - ¿Qué esperabas, Val? - Suavizó su tono, con compasión en sus ojos. - ¿Que vendría corriendo y se casaría contigo? - No exactamente. - Sollocé, todavía llorando. - Pero que un hombre soltero asuma la paternidad de mi bebé, aunque no seamos pareja, es mucho mejor que compartir la custodia de mi hijo con un hombre que tiene esposa y la engañó conmigo. - Estás siendo injusto contigo mismo. - ¡Una sociedad injusta con las mujeres, Laura! - Me alejé nuevamente, volviendo a la postura desesperada que tenía antes. No podía mantener la calma. - ¿Qué dirá mi padre cuando le diga que estoy embarazada y que necesitaré ayuda para criar a mi hijo? Ni siquiera sabía si iba a poder pagar la casa y la universidad con mi salario, y ahora hay un bebé en camino. - ¿Por qué no vuelves a llamar? Debe haber sido algún error. - ¡No te equivoques, Laura! Cuando su amigo me dijo que Dominic estaba de viaje de soltero, pensé que estaba mintiendo. Pero precisamente por eso no me puse en contacto con él antes, como le había prometido en nuestra última noche en Ilha do Sol. - Sólo lleváis tres meses juntos. - Si ya estaba comprometido durante el viaje, es tiempo suficiente para haberse casado. - Cada vez que decía esa palabra, era como si una daga se clavara aún más profundamente en mi corazón. Pensé que nuestro movimiento era especial... - ¿Y ahora, Val? ¿Que estas intentando hacer? Me tragué la nueva ola de lágrimas que amenazaba con invadirme. Necesitaba ser fuerte. Para mí y mi pequeño bebé. -