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SOMOS

SOMOS

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Manejaba por la avenida principal cuando alcanzó a ver un destello rojo que pasaba a su lado en una motocicleta deportiva Suzuki GSX- R600 color rojo. Sin pensarlo, aceleró para poder alcanzar a esa magnífica máquina que tanto llamó su atención por el ruido del motor al cambiar las velocidades. Dos autos se interponían entre él y la motocicleta, ladeó un poco su cabeza hacia la derecha para observar los colores de la misma, cuando la vio. Una silueta esbelta que usaba un casco negro y dejaba al descubierto una parte de su larga y roja melena; traía puesta una chamarra negra de cuero y unos jeans de mezclilla que hacían que las curvas de su cadera se moldearan de forma exquisita por la manera de montar a esa máquina. -"Vaya, es muy raro ver a una mujer manejando una moto."- Pensó. Se había quedado tan perplejo por esa figura llamativa, que tardó en darse cuenta que el semáforo en rojo ya había cambiado a verde, hasta que el dueño del auto que se encontraba detrás de él, vociferó algunas palabras para que se moviera de su camino... Al momento que la persona de la moto arrancó, hizo lo mismo, sólo que su lugar de destino se encontraba a la derecha y la perdió de vista. Se dirigía al lugar que lo hizo crecer como trabajador y como hombre, al lugar del cual quedaría a su cargo cuando cumpliera 25 años: VISTA BUENA Inc. La empresa de su familia. *** La chica siguió su camino hasta llegar a un edificio en ruinas. -"No puedo creer que estoy aquí de nuevo."- Dijo ella en voz alta. Cinco años antes, su familia había muerto en ese mismo edificio, en un incendio provocado, según la policía de investigación.

Capítulo 1 El Regreso

*Cinco años antes.*

Ella vivía con su madre, su padre y su hermana, 4 años más joven que ella. Su hogar se encontraba en un edificio de diez pisos y dos departamentos en cada uno, ellos vivían en el tercer piso, departamento número seis. Tenían tres recámaras, una sala de estar con un comedor para cuatro personas y una cocina integral bastante agradable. Era cálido, cómodo, vivían tranquilos y sin meterse en problemas con nadie, o eso pensaban...

Su padre, Isacc, era de edad ya avanzada, de cabello rojo fuego, ojos verdes, labios carnosos y tez morena clara. Se podía notar que, en su juventud, fue un hombre bastante atractivo. Dedicó su vida a trabajar para poder sacar adelante a su familia y a su empresa: ACOR Security, su legado. Era una persona alegre, comprensiva, analítica y siempre atento y cuidadoso de su familia; tenía un carácter firme y fuerte, no le gustaban las mentiras ni traiciones, siempre fue un hombre honesto y leal. Todo el tiempo, educaba a sus hijas para ser firmes en sus ideales y no dejarse humillar por nadie. Tenía muchas amistades y, en la mayoría de sus círculos sociales, era una persona muy querida. Su esposa y él eran de las parejas que recibían numerosas invitaciones a bailes, beneficiencias, cenas y fiestas de cualquier tipo. La gente disfrutaba su compañía.

Para Aurora, la esposa de Isaac, sus dos hijas y su esposo, eran el centro de su mundo. Era una mujer de tez morena, con ojos cafés oscuros y labios delgados; su cuerpo era esbelto y lucía unas curvas bastantes satisfactorias a la mirada curiosa, tenía cabello ondulado, de color castaño y largo; se notaba que el deporte era un hábito en ella. Ser ama de casa y mamá, fueron dos cosas que ella sentía que la hacían una mujer plena.

No era una persona alta, sin embargo, su porte y firmeza en su mirada, la hacían notar en cualquier lugar al que entrara. La mayor parte del tiempo, su esposo, Isaac, la bromeaba por su estatura, pero la amaba tal y como era: una mujer cariñosa, juguetona, positiva, atenta y confiada

Ambos personificaban el significado del amor y junto con sus dos hijas, Amelia y Marcela, nadie podía negar que parecían la familia perfecta.

Amelia tenía quince años, se encontraba en la trancisión de dejar de ser una niña a ser una señorita. Era una chica llena de vida, piernas largas y bien formadas, pues le encantaba jugar soccer; su piel, siempre bronceada por varias horas a la semana entrenando y jugando su deporte favorito, hacía juego con sus ojos cafés claros y su cabello rojizo, aunque un poco más claro que el cabello rojo fuego de su hermana Marcela.

Diecinueve años tenía ella, una joven extrovertida y muy sociable. Sin duda alguna, los atributos físicos de Marcela, generaban diferencia (y envidia) entre muchas otras jovencitas de su edad: tez morena clara, ojos verdes, labios carnosos, cuerpo esbelto y de cintura marcada, una melena larga y ondulada, roja como el fuego, y una mirada igual de fuerte e intensa, como la de su madre.

Ambas hijas iniciaban ciclos en el Instituto ese año.

A Amelia le faltaban dos años para iniciar la universidad.

Marcela empezaba su segundo año de Contaduría en una de las universidades más prestigiosas de la Ciudad.

Tenía una habilidad extraordinaria para los números y una capacidad de análisis que a muchos les costaba entender de dónde lo había sacado. Sin duda alguna, no sólo heredó lo físico de su padre sino también muchas virtudes y características de su carácter. Era una joven que no se andaba con rodeos y su objetivo era ser la responsable del área de finanzas en la empresa de su padre.

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Recién lanzado: Capítulo 3 La última llamada   09-07 14:08
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