o sería. Se oía el golpeteo de los c
; el temblor de la tierra se ahondaba. Luego, un instante después, los cascos cruzaban la hierba y la tierra, haciendo saltar chispas entre las piedras, sacudiéndolo todo. Cuando los caballos se hacían visibles, se oían gritos por
y salpicaba, y el día azul se
consciente de que había alguien allí, alguien con manos fuertes
a. No
spiro tembloroso, boquean
que no tenías
ió con la
la
o Bre
qué h
obbie en ton
o
so Br
el
quedó
s que l
oró y se puso en pie, escapando de las manos de Br
lo
también s
susto de mu
los hombros y miró aquel
haberte
do una docena de vece
stó Y e
y él también com
ara ese tesoro se atrevería a usar una argucia tan descarada? Bien s
toso sofá que flanqueaba el herm
tó con
on éxito esa misma treta contra
e detuvo y
taba fascinado, y que le pareciste un muchacho tan lindo que le hizo
ente hasta al g
dignación. Brendan
que te subestimó. Sabía que eras una
enta que todavía somos amigos
ó ella co
engatusar fácilmente por una botella de ron y una furcia. Pero incluso los bribones más sucios y de dientes putrefactos suelen tener cierto honor. Honor entre ladrones, si quieres. Pero
ue él l
dan con ai
Toda nuestra tri
uso e
e adora. Tú los salvas
recor
drían ahorcarte
otro remedio. Aquél había sido su primer acto como pirata.
do empezábamos, no había ninguna garantía para
sa curvó los lab
a ser Robert el Rojo con asombrosa rapi
sonreído, pero ahora
ivir sobre un escenario? Se me con
vivirías has
Bren
ir. Brendan, no p