sta de Elen
olpe llegó de nuevo, insistente. No me moví. Mi corazón martilleaba, un tambor fren
ovista de su autoridad habitual, teñida de una
a allí, su cabello ligeramente despeinad
ante-. Los comentarios del Profesor Alarcón estuvieron fuera d
beso, una muestra pública de afecto, como un acto de benevol
oz plana, sin emoción-. No estamos juntos. Lo qu
igeramente, un destell
iendo... fría.
ura finalmente filtrándose en mi tono-. Ahora, si me dis
oque, usualmente tan distante, s
hablar de la boda. Y de la c
mpí, mi mirada firme-
ego oí sus pasos alejarse. Me apoyé contra la puerta, mi cuerpo temblando, un dolor hueco floreciendo en mi
Dávila me despertó de golpe. Su voz, usualmente
s? ¿El nuevo artículo del laboratorio del Dr. So
mago se
fesor. ¿
nte excepcional. Pero la autoría... la autora principal e
umecidos. ¿No estaba ahí? Este era mi trabajo. Mis noches sin dormir,
ble -susurré, mi
a de simpatía-. Ya está generando expectació
ras navegaba hacia las nuevas publicaciones. Allí estaba. «Nuevos Compuestos Poliméricos de
Cervantes, estaba
nnovadora estructura molecular, el proceso específico de recocido térmico, todo ello, mi propiedad intelectual. La
sto era un robo. Robo intelectual. Un asesinato profesional. No era suficie
so latido en mis oídos. Marqué
do timbre, su voz
¿Hay algú
¿Dónde está mi nombre, Alonso? ¡En ese artículo! ¡L
e silencio. Luego, su vo
contribuciones significativas al marco teórico en las etapas
¡Me robaste mi trabajo! ¡Le diste mis años de trabajo, mi descub
e la propiedad intelectual del instituto. Y francamente, tu partida habría co
¿Así que solo soy un recurso desechable para ti? ¿Una asistente de investigación q
or. Luego, muy lentamente,
se está convirtiendo en un obstáculo. Eres una técnica competente. Un excelente
oyo. Sin visión. La verdad, fría y brutal, me desgarró. No era su com
bia drenándose de mí, dejando atrás un vas

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