img La esposa indeseada, su corazón vengativo  /  Capítulo 7 | 38.89%
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Historia

Capítulo 7

Palabras:1152    |    Actualizado en: 22/12/2025

a Herr

onumento a la ruina. Caminé por las habitaciones polvorientas, cada sombra guardando un recuerdo, cada espacio vacío un eco de risas y vida. El estudio de mi padre, donde el olor a pintu

extrañaba desesperadamente. Su sillón favorito, desgastado por años de contemplación. Sus gafas, d

culto. Dentro, entre viejas cartas y flores secas, había una pequeña caja de madera cerrada con llave. La curiosidad luchaba con el pavo

ones financieras, escrituras de tierras y transferencias de propiedad relacionadas con la galería. Fechas. Nombres. Firmas. Pintaban un cuadro devastador: una campaña sistemática y deliberada para socavar el negocio de mi padre, para

stado. Mi suegra, la madre de Alejandro, había planeado meticulosamente la caída de mi familia. El matrimonio

dolor crudo. Esto ya no se trataba solo de la crueldad de A

ex detective del que había oído hablar bien, dándole los documentos

una llamada frenéti

nca Herrera inmediatamente. La están demoliend

infancia. No. Eso no. Agarré mis llaves, mi cuerpo moviéndose

s tuvieron su recepción de bodas. El estudio bañado por el sol donde mi padre había pintado sus obras maestras. Los rincones secretos donde me escond

el cielo. Las grúas roían la elegante fachada de piedr

de la cinta amarilla, ignorando los gritos de los trab

. Me miró, un destello de sorpresa, luego algo parecido a

stás haciendo aqu

ieres hablar de peligroso, Alejandro? Destruyes vidas

umentos, arruga

familia? ¿El matrimonio forzado? ¿Fue todo parte del gran plan para derrib

uego a mí, su rostr

ra Eva. Quería un nuevo comienzo, un lienzo en blanco par

ente la mans

onstruiré una nueva galería, una mejor, cuando

pura audacia, e

a con un 'memorial'? ¿Crees que puedes reemplazar una vida

les, esparcién

a sola piedra de tus

de Alejandro, un delicado

ejo. El sentimentalismo es tan... pasado de moda. Alejandro te está ofreci

uno de los opera

dos! ¡Sigan! ¡Tenemos u

molición balanceándose hacia la última ala i

elante, desesperada por detenerlo,

una obra maestra diseñada por mi bisabuela, se hizo añicos en un millón de fragmentos brillantes. La pared se derrumbó, r

ia, me volví hacia Eva. Con una fuerza nacida de la pura furia, me l

sin alma! ¡Destrui

o se cerró alrededor de mi garganta, sus ojo

te atrevas

levantándome del suelo. Mi

da, me había golpeado. La sangre floreció rápidamente en mi camisa. Pero Alejandro no

ro... de

perado, apenas audible. La o

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