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Historia
La esposa indeseada, su corazón vengativo

La esposa indeseada, su corazón vengativo

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1600    |    Actualizado en: 22/12/2025

a a casarme con el despiadado Alejandro Villarreal. Él me trató como

dro me hizo una oferta cruel. Para conseguir el dinero, tenía que be

pital para enterarme de que el dinero nu

intercambió con un juez lascivo como si fuera una propiedad. Mi

orquestado todo: la ruina de mi familia, el asesi

smitir al mundo cada uno de los c

ítu

a Herr

os Herrera, pendía de un hilo, igual que mi propio corazón. Vi la tinta negra y brillante sangrar sobre el papel impecable, u

no con desdén, sino con absoluta indiferencia, como si yo fuera una mosca particularmente molesta que desearía que simplemente se desvaneciera. Su verdadera mirada, lo sabía, siemp

navaja recién afilada. Ella orquestó toda esta farsa, esta unión forzada, con la escalofriante precisión de una maestra titirit

a gemela, se fugó con otro hombre. Se escapó, se casó con otro, desapareciendo de su vida tan repentinamente

astre tan destrozado como su corazón. Sobrevivió, pero una parte de él murió ese día, y me culpó a mí por ello. Necesitab

cada momento asignado a un precio. Ya no se trataba solo del dinero; se trataba

organizar habitaciones que se sentían completamente ajenas a mí. Un día, un trozo de vidrio de un jarrón roto me cortó la mano profundame

n el arco del violonchelo, temblaban mientras tocaba para hombres que me veían como un beneficio más del imperio Villarreal. Una vez, un invitado borracho me agarró del brazo, torciéndolo has

hospital. Mi padre. Necesitaba una cirugía que le salvaría la vida, una

studio y rogué. Mi voz era un susurro desesperado. Sus ojo

e cuero, una sonrisa cru

Isabela? Demuestra

olvió el

ómo

. Apuestas altas. Tú juegas.

o, la cabeza

to bien. Tengo alergias. No

u mirada se

solo estás tratando de evitar tus debe

ras eran

cusas. La vida de tu padre depende de es

me decía a mí misma todos los días para sobrevivir. Cerré los ojos,

nica palabra una rendición

s ya estaban brotando, mi garganta se apretaba. Alejandro observaba desde el otro lado de la habitación, u

abela. Grandes ap

brillaba, un cáliz envenenado. El rostro de mi pa

ndo. Mi pecho se apretó, cada respiración era una lucha. Podía sentir la erupción en mi piel, mis vías respiratorias se contraían. Las cartas se volvieron borrosas, los rostros a mi al

a preocupación? ¿Arrepentimiento? Desapareció tan rápido c

¿qué estás

rgada de ira, no

Estás haciend

estertor en mi pecho, mi

i voz apenas un graznido. "

, y una nueva expresión, algo parecido a una esperanza desesperada, i

dándome la espalda mientras mi cuerpo

esgarró el abdomen. Mi cabeza golpeó el suelo con u

pañía. Me dolía el cuerpo, cada músculo gritaba en protesta. Una enfermera, con el rostro marca

e estar viva, s

Al menos tenía el dinero.

. "¿Fueron transferi

nfermera se suav

hubo ninguna transferencia.

uñetazo, robándome el aliento. No.

las lágrimas corr

llamarlo! ¡Él ti

me sujetó c

a de nuestras llamadas. Lo

traicionó. Me dejó morir, y de

r a su asistente, una voz

sponible. Está... con la señori

lejandro, fría y dis

ues viva? Bien

mi voz ronca de dolor y rabia. "¡

ausa. Luego

e envié algo. Una muestra de mi... agradecimiento. Acabo de firmar la transf

que ni siquiera podía cubrir la cremación más básica. Valoraba más la presencia fugaz de

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