IS
se sintió mal. Sabía que Manuela trabajaba como ama de llaves y que había estado con su familia incluso antes de que él nacie
recía bastante extraña. Sin embargo, desde que su padre le pidió que cuidara de ella, solo obe
o entendía por qué lo había hecho y, por extraño que parezca, no podía negar su fuerte atracción hacia ella. Era consciente de su extraña combinació
o del brazo y jalarlo hacia la cocina. Cristian le regaló una cálida sonrisa y se si
onvertirse en adultos. Después de que Cristian dejara la mansión de la familia hace unos cuantos años, ella se estableció como objetivo cuidar de él tanto como pudiera. Sabía que, pese a ser el más joven
compañía de tantas mujeres diferentes, sentía un vacío que ni su familia ni sus amigos podían llenar. Después de todo, muchos de ellos o lo miraban con envidia o se la pasaban lamiendo sus zapat
colocaba los platos en la mesa. A Cristian se le dificultaba mostrar una sincera
ro ¿no vendrá tu amigo esta noche? -preguntó Manuela terminando de ser
o encontraba diferentes excusas para no visitarlo, pero siempre se las arreglaba para hacer tiempo para sus citas con diferentes mujeres. Aunque ambos se conocían d
sí, tenían negocios juntos y había que aprender a separar el trabajo de lo personal, así que se mantenía trabajando con ellos a distancia. Su hijo mayor, Vicente, por otro lado, era como u
la familia Salas y también había crecido con él. Ambos eran cercanos y se
raba su mejor amiga y alguien con quien se ac*staba con frecuencia. Incluso si ella estaba consciente de que se estaba apegando a él, n
mportante para ella. -¿Está rica? -le preguntó y se inclinó sobre la mesa para limpiarle la boca con una servilleta. A los ojos del joven Escobar se asomó un atisbo de vergüenza y
cido. -Siempre. Pero ¿no crees que ya es hora de que asientes cabeza y encuentres a una pareja q
no hiciera ningún comentario sarcástico. Sin embargo, después de criarlo técnicament
a bala por su madre, pero no estaba seguro de si su madre haría lo mismo. La única razón por la que Francisca Escobar no se quejaba por el
vida de lujos, pues venía de una familia poderosa y educada. Sin
r el ama de llaves, pero solo escuchó una risa. -No estoy listo para
uchos Escobar sin un padre y eso era algo que Cristian no deseaba repetir. Siempre le había dicho a su padre que no tendría problemas
es él había dicho lo mismo cuando era más joven. Sin e
empo sabiamente -dijo el joven bostezando. La mujer asintió, feliz de saber q
es de subir las escaleras para llegar a su habitación. -Gracias, Manue
GOOGLE PLAY