img La cicatriz que liberó mi alma  /  Capítulo 3 | 30.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 3

Palabras:1408    |    Actualizado en: 11/12/2025

ista de An

e fresco, no solo para Carlos, sino para mí. El aire se volvía denso con su paranoia, sus c

os, blancos contra el volante, eran la únic

o, su voz tensa-. Est

irracional después de lo que hiciste? ¿Después de lo que ella hi

ncio desde el asiento del copiloto, finalm

a mala noche. Tal vez deberías llamarla c

a, su irritación claramente desbordándose. Sin otra palabra, arrebató el teléfono de la conso

asiento-. Gracias por el aventón, Carlos, pero creo que pediré mi propio Uber desde aquí. Esto parece una conversaci

. Carlos permaneció en silencio, su

reció, su voz desprovista d

n taxi. Preferimos no quedar atrapadas en medio de tus di

repentinamente urgente-. Andrea,

pausa, luego su

¿qué quie

ste hombre como fuera posible. Pero otra parte, la parte terca y resiliente,

voz apenas un susurro

te: "No te atrevas a caer en sus mentiras". Pero

tor. El silencio repentino fue ensordecedor. S

o que Brenda acaba de decir... ella no está bien. Los

burló d

tima, ¿no? Justo como hace cinco años, cuando e

ido. Cerró los ojos por un momento, una ola de

a, tú lo sabes. Estabas tan enojada, te lanzaste contra

un sabor amargo

angrar, mientras la consolabas a ella. Dejaste que tu asistente, la mujer con la

, su voz elevándose-. ¡No sabí

ngre. La forma en que el doctor me miró, diciéndome que no había nada que pudieran hacer. M

fuerte. Sus ojos estaban húmedos,

tienes que r

a inquebrantable-. Después de que perdí al bebé, te dije que quería el divorcio. No podía mirarte, no podía r

mano por el cabello-. ¡Estaba horror

a nuestro departamento. Nuestro hogar. Dormía en nuestra cama, usaba mi ropa, desfilaba como si fuera la dueña del

estos años. Ese día, había entrado a mi casa, el aroma de su perfume impregnando ca

mi voz cruda de dolor y rab

una mirada condescendiente

a sigue siendo tu casa? Carlos me mud

a. Pero ella fue más rápida. Se hizo a un lado, y tropecé, perdiendo el equilibrio. Su mano salió disparada, empujándome fuerte

tó a mi bebé. Esa fue la c

e vio en el suelo, aturdida, y a Brenda parada sobre mí, luc

voz fría, desprovista de cualquier preocup

cir, con lágrimas corriendo por m

rado, su voz plana-. Querías el divorc

hecho un millón de pedazos, lo supe. No había vuelta atrás. No quedaba ningún "nosotros". T

A la habitación donde perdí a nuestro bebé. Solo me senté allí. Y lloré hasta que no quedaron más lá

o gutural bajo en su garganta. Alcanzó

, por f

voz ganando fuerza-. No tie

ue sonaba como angustia genuina-. Sé que te la

ra, era solo un extraño rogando por una segunda oportunidad que no merecí

arlos -dije, mi voz tranquila, resuelt

quebrándose-. Brenda es... ella no es tú. Es parano

s de la ciudad que pasaban. Su miseria no era m

, su voz suave, recordando mi declaración anterio

de ese siguiente recue

. Descubrieron que estaba tratando de dejarlo. -La siguiente parte, el verdader

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY