img La cicatriz que liberó mi alma  /  Capítulo 2 | 20.00%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1160    |    Actualizado en: 11/12/2025

ista de An

sencia silenciosa y sombría en nuestro hogar que se desmoronaba, como si mis palabras

s llamadas telefónicas.

e veneno, raspaba contra mis nervios en carne viva-. ¿Estás loca? ¡Carlos es un

eléfono con

Y perdí al bebé

o-. ¡Pero un esposo como Carlos? ¡Nunca! Si te divorcias de él, te juro por Dios, Andrea,

intervino con su habi

ensa en nosotros. Piensa en nuest

labios. No intervino. No me defendió. Simplemente dejó que mis padres me hicieran peda

os en la parte trasera del elegante auto negro de Carlos. Él había insistido en llevarnos a casa, y Karla, siempre pragmática, había acepta

padres como los míos. No lo habrían "dejado así". Habrían hecho de m

stigiosa firma de diseño de interiores que construí desde cero. Nunca fue suficiente. Solo Carlos, su riqueza, su estatus, parecía

amargas-. Antes de la boda. Dijo que había encontrado a su alma

se b

ran trab

arnos. Había llegado tarde a casa de un proyecto, exhausta. Carlos ya

. No es atractivo. -Las palabras se habían sentido como hielo en mis venas, frías y cortantes, un

calidez del auto. El aire acondicionado estaba a

hacia la acera, la preocupación grabada en sus rasgos. Se estiró hacia atrás,

fugaz, creer en la ilusión de cuidado. Pero la nueva Andrea, la forjada en

mí, sus ojos llenos de lo que parecían lágrimas. "Andrea, eres mi todo. No puedo vivir sin ti. Te apreciaré por siempre". E

te pensaste que estaría con una sola mujer, cuando el mundo está a mis pies? Eres aburrida. E

ruscamente, rompi

Carlos. Sol

e. Un destello de algo, decepción tal vez, cruzó su rostro an

s de un día largo -dijo, su voz más suave, casi

ado echando humo en

recuerdo que recordaras mucho más sobre Andrea c

sus nudillos blancos. Miró por el espejo retrovisor, sus ojos encontrándose con l

consola. Miró la pantalla y su rostr

poniéndolo

toy ocupado. -Su voz e

ientas, Carlos! ¡Sé que estás con Andrea! ¡Los vi! ¿Cómo te atreves a dejarme sola después de lo que hemos pasado? ¿Estás tratando

escalofriante de mi propio hijo perdido. Él la estaba sometiendo a tratamientos de fertil

ados, sus acusaciones pintando una imag

do de rabia-. ¡Todavía la quieres! ¡Vi la forma en que la mirabas! ¡

a fachada cuidadosamente construida del esposo devoto, desmoronándose bajo el peso de su propia creación. El son

a mirar atrás. Él había tendido su cama, y ahora tenía que acostarse en ella. Pero sus palabras,

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