ista de Em
ntrando la mía, como buscando tranquilidad. Mi trabajo estaba lento, una calma tranquila después del ajetreo anterior, así que lo recogí y lo dejé
, sentía una sensación de hormigueo en la nuca, una sensación fantasma de ser observada. Miraba por el espejo retrovisor, medio esperando ver su elegante sedán negro. Una vez, pens
La maestra de Leo. Su voz
... ha tenido un pe
¿Leo? ¿Mi Leo tranquilo y ge
molestando? -Un instinto feroz y
eguró rápidamente-. Pero ha estado ba
llaves, la calma serena de mi mañana hecha añicos. Paré un taxi, agarr
s niños. Hoy, estaba en silencio, casi antinaturalmente. Y entonces los vi. Carlos, rígido e imponente, estaba parado j
se abrieron, luego se entrecer
hijo? -Su mirada parpadeó hacia una figura pequeña y aislada en la esquina de la h
veía tan pequeño, tan vulnerable. Me
ué
as manos, mirando nervio
para su... futuro hijo -tartamudeó, sus mejillas sonrojándose-. Y luego, Leo salía del s
jos enrojecidos, su labio inferior temblando. *No le pegué, mamá. No quise hacerlo.
mejillas-. ¡Ella solo... ella solo se puso frente a mí! ¡No quise tocarla! -Me miró, una
, su necesidad constante de atención. Y conocía a mi hij
a mis brazos, enterrando m
mis ojos, fríos y duros, fijos en Camila-. Quiero ver las gr
só, su rostro
simple accidente! ¡Los niños son así! -Tra
ado fija en las hojas de otoño afuera, parpadeó. Una sombra fugaz de incomodid
rantable-. Ahora. -Guié suavemente a Leo hacia la pu
ndo una última mirada cautelosa a Cami
a salir de allí, respirar. Pero cuando alcancé la puert
mi
tuve mi espalda hacia él, mi mano
intensidad que hizo que mi piel se erizara. Era una pregunta, pero se sentía como
riendo. ¿Qué estaba preguntando? ¿Por qué impor
Camila, años atrás. El anhelo secreto en sus ojos. La forma en que me había desca
erta, lejos de su presencia. Su sombra, alta e imponente, parecía estirars
dillos estaban blancos, las venas azules abultándose bajo s
de emoción-. Su fecha de nacimiento... no coincide del todo con la línea de t

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